El Arzobispo de Santa Fe comenzó su saludo navideño asegurando que “la esperanza de la Navidad no ilumina el mundo solamente desde lo alto, sino desde dentro de nuestros corazones, de nuestra vida diaria” y pidió “No teman porque Dios no interrumpe su historia de salvación con el hombre”.
Como todos los años Monseñor Sergio Fenoy se adelantó a la Navidad con su mensaje dirigido a los fieles y a todo el pueblo santafesino. Con un discurso centrado en el sentido esperanzador del nacimiento del Hijo de Dios, el arzobispo sólo hizo una mención a los tiempos difíciles que transcurren en medio de una pandemia, signados además por la violencia, la pobreza y el sufrimiento que esto genera en la gente.
Acorde a su bajo perfil político, sin soslayar los temas sociales, el mensaje hace eje en el sentido religioso de la Navidad. Aquí el texto completo.
“Queridos hermanos:
Como a los pastores de Belén, los ángeles también nos anuncian: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor».
Hoy se nos repite con fuerza: ¡No teman! porque Dios no interrumpe su historia de salvación con el hombre. Él permanece siempre fiel a su alianza y a sus promesas. Jesucristo sigue salvando: para eso nace, para ser testigo de la verdad (cf. Jn 18,37), de la verdad de Dios y del hombre que es amado por Dios. En Él ha aparecido la gracia, la misericordia, la ternura del Padre: Jesús es el Amor hecho carne.
En la noche de las dificultades en que vivimos, en este tiempo que continúa marcado por la pandemia y sus consecuencias, en el drama de la pobreza, la violencia y el sufrimiento, se nos anuncia: ¡No teman… les ha nacido un Salvador! No estamos ya solos ni abandonados. A pesar de nuestras tinieblas, la luz de Dios resplandece.
Celebrar la Navidad es recordar y actualizar esta alegría: Dios, el Eterno, el Infinito, es, para siempre, Dios con nosotros, el “Emmanuel”. Él se hace cercano para comunicar su Gracia, que es ternura y salvación. La esperanza de la Navidad no ilumina el mundo solamente desde lo alto, sino desde dentro de nuestros corazones, de nuestra vida diaria, de nuestras comunidades cristianas y de nuestras estructuras pastorales, para ser colmados del Amor de Dios que “elimina el temor” (1Jn 4,18) y “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5).
Los pastores ante el anuncio dijeron « ¡Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido y lo que el Señor nos ha anunciado! » Fueron rápidamente y encontraron a María, José y al Niño. Quien estaba seguro de sí mismo, autosuficiente, se quedó en casa entre sus cosas; los pastores en cambio «fueron rápidamente» (cf. Lc 2,16). También a nosotros se nos invita hoy a hacer este movimiento, partir en medio de la noche al encuentro del Señor que viene: desde aquello en lo que nos sentimos marginados, desde nuestros límites, desde nuestros pecados. Acerquémonos a Dios que se hace cercano. Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama y nos perdona siempre.
Todos necesitamos de este anuncio navideño que nace de la experiencia del encuentro con el Dios vivo: ninguno está marginado a los ojos de Dios. Esta es la alegría que estamos invitados a compartir, a celebrar y a anunciar desde la cuna del Niño Dios. Seamos misioneros de esta gran alegría: la belleza de ser amados por Él. Dios nos abrazó en su infinita misericordia y nos impulsa a hacer lo mismo. Esta vida nueva es un don gratuito que Él nos hace. Una gracia que se ha manifestado, y cuya puerta se ha abierto en el mundo en la gruta de Belén. ¡Que podamos ser testigos que para todos ha llegado la gracia de la Navidad!
¡Feliz Navidad!”
+ SERGIO ALFREDO FENOY
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz
Junto al Equipo Arquidiocesano de Pastoral Juvenil y Vocacional