El número 1 del mundo debe esperar una nueva audiencia en las próximas horas, decisiva para saber si podrá permanecer en Melbourne o será deportado
Novak Djokovic fue detenido por segunda vez en las primeras horas del sábado, a la espera de que un Tribunal Federal resuelva sobre su situación acerca de si podrá o no permanecer en Australia para jugar el primer Grand Slam de la temporada, que empezará el lunes en Melbourne. Cerca de las 10 del sábado en territorio australiano (las 20 del viernes en la Argentina), el número 1 del mundo fue detenido por las autoridades fronterizas australianas, luego de que le fuera revocado el visado por decisión del Ministerio de Inmigración.
La decisión se fundamenta en la postura antivacunas que ha tomado el mejor tenista del mundo, campeón de 20 Grand Slams, lo que le impediría pisar suelo australiano por los próximos tres años, si se comprueba que el serbio mintió en su declaración jurada de ingreso al país, el pasado miércoles 5. El Ministro de Inmigración, Alex Hawke, resolvió retirarle el visado a Djokovic, como respuesta a la decisión del juez de Tribunal Federal, Anthony Kelly, quien aceptó a la apelación y revocó la decisión gubernamental de expulsión del tenista.
El tenista, de 34 años, tendrá una nueva audiencia -la definitiva- en la mañana del domingo australiano, en la que sabrá si podrá continuar o no en territorio oceánico y podrá defender el título en el Melbourne Park. El caso concita la atención pública en momentos en los que el Estado de Victoria, sede de Melbourne, reportó 34.836 contagios diarios de coronavirus, con un récord de 976 personas hospitalizadas.
Este sábado también se publicó la declaración jurada que realizaron los abogados de Djokovic, un documento de 268 páginas en el que expone cómo planea luchar contra la afirmación clave de que su punto de vista contra las vacunas son un motivo justo para cancelar la visa. Entre esos argumentos se encuentra la afirmación de que Djokovic tiene un fuerte apoyo en la comunidad australiana, para lo cual incluye una encuesta online publicada por los diarios The Age y Sydney Morning Herald de esta semana, que mostró que el 60 por ciento de los lectores estuvo de acuerdo en que debería tener permitido jugar el torneo.
En el mismo escrito, la defensa insiste en que, si hay una cancelación definitiva de la visa de Djokovic, “es probable que esa acción afecte negativamente (aún más) la reputación mundial de Australia, también perjudicaría los intereses económicos australianos y pondría en peligro la viabilidad de que Australia continúe siendo sede de este prestigioso evento deportivo internacional. Y en tercer lugar, esa acción generaría la apariencia de una decisión con motivos políticos”.
Días atrás, el juez Kelly ordenó a los integrantes de la Fuerza Fronteriza Australiana (ABF, por sus siglas en inglés), que liberen al tenista, al considerar que incurrieron en un comportamiento “irrazonable”, cuando cancelaron su visado por primera vez. Para la nueva cancelación, Australia argumentó que la presencia de Djokovic “puede alentar sentimiento antivacunas”, y consideró que la presencia del jugador durante las dos semanas del Abierto de Australia “puede poner vidas en riesgo y el orden público al aumentar el desprecio por las reglas dispuestas contra la pandemia”.
Las leyes australianas disponen todas las personas que llegan a ese territorio local deben ya tener la vacunación contra el coronavirus, algo que no hizo Djokovic, y sólo se permiten unos pocos casos de exención médica. El serbio argumentó que podía ingresar al país porque el gobierno del Estado de Victoria le había dado esta exención “debido a que se había contagiado la enfermedad en diciembre pasado”. Sin embargo, el Gobierno Federal consideró que la infección previa con Covid-19 “no es razón válida para recibir la exención”.
Durante la primera detención, Djokovic pasó algunas noches en un hotel de Melbourne que también alberga a distintos refugiados. Pero los abogados del tenista impugnaron la resolución y ganaron la apelación el martes último. Desde entonces, se acentuaron las dudas sobre el comportamiento de Djokovic, que admitió haber dado positivo de coronavirus el pasado 16 de diciembre, pero al mismo tiempo reconoció no haberse aislado y negó saber que había contraído el virus cuando asistió a eventos públicos y dio una entrevista.
Independientemente de lo que ocurra, la organización del Abierto de tenis de Australia efectuó el pertinente sorteo del cuadro principal del certamen y ubicó al número 1 del mundo como máximo favorito, teniendo que medirse en la primera ronda con su compatriota Miomir Kecmanovic (78).