Una vez diagnosticada, la celiaquía es de fácil tratamiento. Pero hay que saber reconocerla a tiempo.
Se llama enfermedad celíaca a la intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en algunos cereales como, por ejemplo, trigo, avena, centeno y cebada. El consumo reiterado de estos alimentos provoca la inflamación y la lesión de la mucosa del intestino delgado en quienes la padecen, dificultando la absorción de nutrientes y produciendo déficits nutricionales que pueden derivar en anemia, osteoporosis y pérdida de peso.
“Según datos del Ministerio de Salud, en la Argentina 1 de cada 100 personas son celíacas. Esta enfermedad, que puede afectar tanto a niños como adultos en cualquier momento de la vida y tiene un componente genético, por lo que se puede presentar en varios integrantes de una misma familia”, sostiene la Dra Valeria El Haj, directora médica nacional de OSPEDYC.
“Esta patología puede ser sintomática o asintomática. Algunos de los síntomas más comunes son: diarrea crónica, pérdida de peso, deposiciones abundantes y grasientas, dolor abdominal recurrente e inflamación intestinal. Por otro lado, también se pueden presentar síntomas “atípicos”, como por ejemplo, vómitos, constipación, anemia, dolores en los huesos y las articulaciones, calambres, pérdida del esmalte dental y retraso en el crecimiento”, explica la Dra. Valeria El Haj sobre la manifestación de la enfermedad.
Cómo diagnosticar la celiaquía
Siempre es importante que el paciente preste atención a la sintomatología que puede aparecer; luego, debido a que los síntomas asociados con la enfermedad celíaca están presentes también en otras enfermedades, es necesario realizar un análisis de sangre para identificar los anticuerpos y confirmar el diagnóstico con una biopsia del intestino, a través de una endoscopia.
Tratamiento para celíacos
“Una vez confirmado el diagnóstico es indispensable realizar una dieta libre de gluten para mejorar los síntomas. Esto significa evitar definitivamente el consumo de aquellos alimentos que contengan esta proteína, teniendo en cuenta que no solo está presente en panes, masas, galletas y pastas, también hay muchos alimentos procesados, medicamentos y artículos de cosmética e higiene personal que lo contienen en pequeñas cantidades”, plantea la Dra. Valeria El Haj.
Otro aspecto a tener en cuenta es la manipulación de los alimentos, ya que no deben contaminarse con ningún otro producto que contenga gluten. Para ello, es necesario evitar la reutilización de utensilios para la preparación y la cocción de los alimentos.
“Aquellos pacientes que sufren de malnutrición pueden requerir suplementos dietarios para acompañar las comidas. Existe un pequeño porcentaje de personas que no mejora con la dieta libre de gluten (refractarios), en esos casos es necesario realizar un tratamiento médico acorde al caso”, dice la Dra. El Haj sobre las complicaciones que puede presentar la enfermedad celíaca.
Es importante recordar que en el año 2011, a través de la Ley 26.588, fue declarada de interés nacional la atención médica de la enfermedad celíaca, así como también la investigación clínica y epidemiológica. Según la Ley, se deben rotular los productos que son libres de gluten, y el Estado se compromete a difundir y estudiar sobre la enfermedad para lograr un diagnóstico más temprano.