El clásico ya se vive en Santa Fe y ante la pregunta de quién llega mejor, acá va una respuesta donde la pelota no va a caer en la tribuna.
El fútbol tiene “frases hechas”, con respuestas que suelen ser repetitivas en los jugadores y técnicos. Pero también hay “preguntas hechas”, preguntas que solemos repetir los periodistas cuando estamos ante un clásico, y esa pregunta es: ¿Quién llega mejor?
Ante esa pregunta la respuesta es una frase hecha, la que dice el clásico es un “partido aparte”, por lo tanto se derrumba la respuesta para argumentar quién es el que llega mejor, para luego derivar en la discusión de quién es el candidato a ganar.
Aunque ya sabemos que es un partido diferente, en estas líneas no voy a tirar la pelota afuera, ante la pregunta de quién llega mejor hay una respuesta: Unión. El Tate llega puntero en su zona, con una idea de juego consolidada, con varios jugadores suplentes que se adaptaron a la titularidad y sacaron seis puntos sobre seis, y como si fuese poco la base del actual plantel y el mismo cuerpo técnico le ganaron con claridad a Colón hace escasos tres meses.
El juego del Tate se fue afianzando a través de la conducción de Gustavo Munúa, desde la llegada del uruguayo el juego de Unión se fue consolidando y esa idea que supo trasladar el charrúa a sus dirigidos es la columna vertebral del éxito rojiblanco. En contraposición Colón cambió de entrenador, dejó atrás el ciclo más importante de la historia con Eduardo Domínguez y hoy intenta encontrar un sistema de juego con Julio Falcioni.
Lo más importante por el lado sabalero pasa por su destacado plantel y por los resultados positivos que sacó en los siete partidos que jugó hasta hoy, cuatro victorias (una por Copa Argentina), dos empates y una derrota. El valor de las individualidades en el rojinegro es un factor que hasta ahora le ha dado buenos réditos, pero el fútbol es un deporte colectivo. Recién en el último partido Colón encontró una idea que la ejecutó de buena manera, un sistema táctico que desarrolló con Domínguez.
Nadie tiene la seguridad de la lógica, porque el fútbol no reconoce a la lógica como una palabra que habita su diccionarios, pero sí tenemos antecedentes y un presente que nos invita a discutir sobre cómo juega Unión, cómo juega Colón, cómo están desde el aspecto emotivo, matemático, táctico y otros tantos que siempre aparecen en la previa de cualquier clásico. En ese antecedente Unión, como si fuese una carrera de caballos, llega a toda velocidad y por una cabeza de ventaja.