La disparada cambiaria generó que los dueños de la soja prefieran guardarla y vender una vez que haya una devaluación. ¿Especulación? ¿Resguardo?
“Esta semana tuvimos sólo dos órdenes de venta: una muy chica y otra de una aseguradora que tuvo que cubrir unos siniestros y vendieron. Eso fue todo”, comentó un dirigente de una cooperativa de acopio grande de la región. Esto pinta el pulso del agro frente a la situación cambiaria y explica la postura frente a una posible devaluación.
Desde principios de julio los chacareros profundizaron la retención de los granos y la no venta de la soja que acaba de ser cosechada, en una especulación y resguardo en moneda extranjera que siempre está a mano en este tipo de crisis. La soja almacenada en el silo significa mantenerse dolarizado para enfrentar a una inflación desbocada.
El Gobierno nacional estaría trabajando en un desdoblamiento cambiario destinado al campo, siguiendo el objetivo de aumentar la captación de la moneda extranjera. Por ahora mide, habla con las cerealeras ubicadas mayormente en Santa Fe, pero no se manda. Sigue paralizado. En el Banco Central calculan que quedaría por vender entre USD 13.000 millones a los USD 18.000 millones.
Sin embargo un 30 o 40% más que el cambio oficial tampoco seduce demasiado. Hasta se habló de bajar retenciones por un tiempo breve para que se liquide. Menos aún: sin retenciones, el productor recibiría un dólar de 140 pesos aproximadamente, una cifra lejana con el dólar libre se operan 150% más arriba al borde de los 350 pesos.
“Si van a generar un dólar agro para mejorar la situación, ese dólar también impacta en los precios de los alquileres y ya se pierde”, explica un intermediario entre el productor y las cerealeras que exportan los granos. “Hay retención, claro, porque tampoco saben qué hacer con la plata porque no hay precio de insumos ni de nada. Grobocopatel y mil más pueden vender e ir al mercado y hacer un negocio. El resto, el grueso del productor de acá del interior de Santa Fe hace lo de todo el mundo: se queda quieto ante la incertidumbre”, agrega Javier Gastaudo, dirigente de la Sociedad de de Acopiadores de Granos.
En la misma sintonía habla el presidente de la Federación de Acopiadores, Fernando Rivara: “El productor hace lo que hacen 48 millones de argentinos, lo mismo que hace el productor de cemento, de autos o lo que sea, lo mismo que hace el pueblo argentino. Si va a cobrar en 10 días, no tiene la mínima idea de lo que va a cobrar y menos comprar insumos.
Claro que hay quienes lo señalan. El presidente Alberto Fernández no anduvo con demasiadas vueltas y se lanzó contra “a enfrentar a los que especulan con el dólar y a los que guardan 20 mil millones de dólares en el campo y no los liquidan esperando una mejor rentabilidad”. Hasta Elisa Carrió les pidió que hagan patria y vendan.
Por otro lado un operador de granos aclara, como si hiciera falta, que el productor “no es gente que no llega a fin de mes o le falte para comer”, pero el riesgo no es ese, sino la estructura de su negocio: “Le dicen ‘vendela, vendela’… ¿y si después no llega a cubrir los costos? Por ejemplo, los fertilizantes pasaron de 300 dólares a 1.500 en pocas semanas”. Lo cierto es que el ambiente del ‘sálvese quien pueda’ empieza a sentirse en este momento de la crisis. Malo o bueno, empieza a correr. ¿Quién se anima a señalar primero?