En proporciones que imitan a las naturales, es una combinación que optimiza la probabilidad de embarazo en un tratamiento de fertilización asistida.
Antes de iniciar un tratamiento de fertilización asistida, los especialistas destacan la importancia de abordar el estado hormonal de las pacientes, situación que muchas veces es desconocida con antelación a la consulta médica y un estudio publicado demostró que, al momento de estimular la ovulación, la combinación de dos de las hormonas de origen recombinante que intervienen en el ciclo reproductivo en igual proporción a la producida naturalmente por el cuerpo, aumenta la tasa de embarazo en un grupo específico de mujeres comparado con otras alternativas derivadas de productos de origen urinario.
Las dos hormonas son la r-hFSH (hormona folículo estimulante humana recombinante) y la r-LH (hormona luteinizante recombinante), combinación que disminuye el tiempo para llegar al embarazo, ya que se requiere un número menor de ciclos para lograrlo.
“En una mujer joven, su hipófisis, que es la que produce estas hormonas, lo hace en una relación de 2 a 1 de FSH/LH, entonces cada vez que se aplique esta combinación, la mujer estará recibiendo 2 partes de FSH por 1 de LH, igual que en la naturaleza y esto es muy beneficioso para las pacientes”, explicó el Dr. Marcos Horton, especialista en Medicina Reproductiva.
Horton, quien además es Director del Laboratorio de Reproducción Asistida de Pregna y ex presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), añadió en diálogo con la prensa: “Actualmente la combinación exacta de estas hormonas permite ajustar la dosis en forma individualizada y ofrece una menor posibilidad de error por parte del paciente”.
“Los grupos de pacientes que más se benefician con la combinación son especialmente aquellas mujeres con deficiencia severa de FSH y LH, con baja reserva ovárica, edad mayor a 35 años, o antecedentes de baja respuesta en ciclos anteriores”, afirmó el especialista.
Las pacientes que se pueden ver altamente beneficiadas con esta combinación son aquellas que habitualmente necesitan LH, porque si reciben sólo FSH no van a darse las condiciones adecuadas de maduración y calidad de los óvulos a los efectos de lograr un embrión más apto.
La deficiencia de FSH y LH puede ser congénita o adquirida, permanente o transitoria, y hay muchos factores que contribuyen a esta situación que impacta en la búsqueda de un embarazo. La función de la FSH es la de regular los estrógenos y controlar el proceso reproductivo, mientras que la LH regula el ciclo menstrual, produce andrógenos y es responsable de desencadenar la ovulación. La hormona LH, presente durante la foliculogénesis -que es el proceso de crecimiento del folículo y su pasaje a través de los distintos estadios de desarrollo-, actúa en sinergia con la hormona FSH para promover el desarrollo y la maduración folicular.
Para determinar la dosis exacta de la combinación de ambas hormonas de origen recombinantes en tratamientos de fertilidad en mujeres con deficiencia de FSH y LH, se realizaron dos estudios y ambos demostraron que la proporción 2:1 mostraba el perfil óptimo de riesgo-beneficio en comparación con las otras proporciones examinadas, cuya relación era muy dispar (1 dosis de FSH:1,5 de LH; 1 de FSH:1 de LH; 3 dosis de FSH:1 de LH; 6 dosis de FSH:1 de LH).
En la actualidad existen estrategias de estimulación ovárica que brindan la combinación de ambas hormonas en la proporción exacta y, el Dr. Horton indicó: “Esto antes no se podía hacer, la mujer se inyectaba un poco de FSH y un poco de LH, no había una dosis exacta, la combinación tiene la ventaja de que -pese a la modificación de la dosis- se mantiene la relación, que es lo que necesita el ovario para responder correctamente”.
“Hoy en día, la mayoría de los productos utilizados son para que la paciente se haga la aplicación en su casa, son una suerte de lapicera con una aguja muy pequeña”, expresó el especialista.
De acuerdo con datos del Registro Argentino de Fertilización Asistida (RAFA) correspondientes a 2019, en el país se realizaron en ese período unos 15.555 procedimientos en fresco (en el mismo ciclo en que se crearon), sin necesidad de ser congelados, con una tasa de embarazo que ronda entre el 16,23 y el 34,05%, dependiendo de la edad materna y de si el centro está acreditado o no.
En tanto, la tasa de embarazos por transferencia de embriones congelados en centros acreditados fue del 32,2%. A su vez, se confeccionaron 4.060 registros de ovodonación, de los cuales devinieron en 2.944 transferencias, a través de las que se lograron 1.072 embarazos.