Más de 150.000 personas marcharon por Barcelona en busca de revivir el movimiento independentista tras el fracaso hace cinco años.
Unos 150.000 separatistas catalanes marcharon en Barcelona el domingo con la idea de reavivar el movimiento independentista mientras están por cumplirse cinco años de su intento fallido de separarse del resto de España.
Durante la última década, la marcha del 11 de septiembre celebrada en el Día de Cataluña ha sido el punto focal del movimiento separatista de la región noreste. Esta manifestación atrae miles de personas que aspiran a crear una nueva nación en este rincón del Mediterráneo occidental.
Pero la unidad entre los partidos políticos y los grupos de la sociedad civil que lideraron el impulso independentista de octubre de 2017, que no recibió apoyo internacional y fue aplastado rápidamente, corre el peligro de desmoronarse.
La Asamblea Nacional Catalana (ANC), grupo civil que organizó la marcha del domingo, se opone rotundamente a las conversaciones que el gobierno catalán mantiene con el gobierno central en Madrid. La influyente organización dice que ha perdido la fe en los partidos políticos y está dispuesta a avanzar sin ellos hacia un nuevo intento de ruptura con España.
Eso llevó al presidente catalán, Pere Aragonés, a anunciar que no asistirá a la marcha anual que los separatistas han utilizado como demostración de fuerza. Aragonés sería el primer líder catalán que no participa en la marcha.
Dolors Feliu, presidenta de la ANC, dijo que esperaba que el mitin del domingo sirva como una llamada de atención para que Aragonés cese las negociaciones con el gobierno central, ya que está convencida de que, si se dependiera de España, Cataluña nunca será libre.
“Entendemos que tiene que ser la gente de la calle y las instituciones comprometidas con la independencia las que consigan la independencia y que el Estado español se opondrá”, dijo Feliu. “Si esperamos la aprobación del Estado español, no llegaremos a ningún lado”.
La policía de Barcelona calculó que asistieron a la manifestación unas 150.000 personas. Los organizadores aseguraron que fueron varios cientos de miles más. En medio de un mar de banderas independentistas, algunos manifestantes llevaban pancartas exigiendo a las autoridades catalanas que hicieran una “Declaración de independencia o renuncien”.
Feliu dijo a la gran multitud en el centro de Barcelona que “esta manifestación ha puesto el miedo”, presumiblemente, en los partidos separatistas.
Aragonés sí participó en otros eventos durante la festividad, mientras que otros miembros de su partido Esquerra Republicana de Catalunya (Izquierda Republicana de Cataluña) soportaron gritos de “traidores” de los espectadores cuando hicieron la tradicional ofrenda de flores en un monumento a un nacionalista catalán en Barcelona el domingo por la mañana.
“No confundamos quién es nuestro verdadero oponente: el Estado español”, dijo Marta Vilalta, vocera del partido de Aragonés. “Basta de críticas y de todo lo que nos divida”.