En el Parque de los Príncipes, el equipo de Galtier le ganó 2 a 1 a Niza. Leo convirtió su primer tanto de tiro libre en el club parisino.
Lionel Andrés Messi siempre tiene récords para romper. Al menos, así parece porque cada tanto llega un partido en el que la Pulga logra una nueva marca. Esta vez, después de sus cuatro tantos con la Selección Argentina en los últimos partidos antes de la despedida y del Mundial de Qatar, el rosarino anotó su primer gol de tiro libre en el París Saint Germain. Fue contra Niza para recuperar la punta de la Ligue 1.
Al equipo más goleador (28 tantos) de las cinco ligas más fuertes del mundo esta temporada, le faltaba algo y eso era el tanto de pelota parada del mejor jugador del mundo. Este sábado, su primera chance fue a los 10 minutos, cuando Neymar generó el primer tiro libre del partido.
Pero Leo quería que todo surgiera desde sus pies y así fue a los 26, cuando en un slalom furioso dejó jugadores en el camino hasta que Dante le cometió la infracción en la puerta del área que derivó en el golazo que no impidió ni el cocodrilo que puso el Niza en una barrera no muy bien armada.
Después de 46 partidos en el club al que llegó tras sufrir el “exilio” del FC Barcelona y de 27 tiros libres directos, la Pulga rompió la estadística para convertir por primera vez por esa vía en el conjunto parisino, aunque el número 60 de su carrera.
Sin ser egoísta, y pese a tener el pie izquierdo lleno de gol, a los 35 Messi le devolvió la gentileza a su amigo brasileño, pero el tiro libre del habilidoso delantero sudamericano se fue por arriba del travesaño.
Juntos salieron a jugar el segundo tiempo, mientras Kylian Mbappé se mantenía en el banco, en una decisión plenamente conectada con el partido del miércoles contra Benfica por la Champions League y no tanto con un rival que salió a jugar con la misma presión del inicio del primer tiempo pero otra precisión.
A los 2 minutos, un centro venenoso desde la izquierda sorprendió a la última línea del equipo local, picó en el área y le quedó a Laborde, que remató ante la floja salida de Mukiele y un arquero Donnarumma que no pudo reaccionar por la proximidad del rival.
Más que un león herido, PSG parecía un equipo aturdido. No salía a buscar la victoria; por el contrario, esperaba y le daba la pelota al Niza. Entonces, Christophe Galtier hizo lo que todos los hinchas deseaban: poner a Mbappé a los 12 minutos.
Antes de cumplir los veinticinco minutos en la cancha, el delantero francés le retribuyó la confianza a su entrenador con el gol del triunfo. Fue en una típica jugada de goleador: definición de derecha tras un centro atrás del lateral Mukiele, que encontró espacios y se mandó al ataque.