Conocé el verdadero origen del tradicional festejo que se celebra el 31 de octubre y por qué las calabazas se convirtieron en el clásico símbolo.
Aunque nació en Estados Unidos hace más de un siglo, país que lo celebra con grandes eventos de disfraces y con el tradicional “dulce o truco”, Halloween es una de las grandes festividades celebradas en todo el mundo.
Una de las decoraciones más tradicionales que se utilizan para generar un ambiente “terrorífico” acorde al festejo es el la de las calabazas iluminadas.
La tradición de decorar con este símbolo de la “Noche de Brujas” viene de los irlandeses, quienes usaban nabos tallados para hacer lámparas alusivas a la leyenda de Jack o’ Lantern, un irlandés bebedor muy astuto que consiguió engañar al mismísimo diablo.
Según cuenta la historia, el diablo se apareció para llevárselo, y Jack le pidió una última voluntad antes de que le llevara con él: ir a un pub y tomarse una última cerveza.
El diablo aceptó y cuando Jack terminó de tomar su cerveza, convenció a “Belcebú” para que se transformara en una moneda, para así poder pagar la bebida. El demonio se convirtió en moneda y el astuto borracho se lo metió en el bolsillo, ya que dentro llevaba un crucifijo.
La leyenda cuenta que Jack hizo un pacto con el diablo para nunca pisar el infierno cuando muriera, sin embargo, al fallecer se dio cuenta que tampoco querían su alma en el cielo, por lo que se vio obligado a vagar como un fantasma iluminando su camino con un trozo de carbón incandescente dentro de un nabo tallado con agujeros.
Pero, ¿por qué calabazas? La respuesta es bastante simple. Cuando los inmigrantes irlandeses llegaron a Estados Unidos en el siglo 19 encontraron que la calabaza era mucho más facil de tallar.
A partir de ese momento, mucha gente cortar la calabaza y le saca toda la carne para que quede hueca, introduce una vela o una linterna para hacer el tradicional adorno que decora las casas en Halloween.