Esta semana el tema fue noticia por los chats filtrados de Fede Bal con algunas chicas con las que coqueteó o incluso tuvo alguna relación ocasional, estando aún en pareja con su ahora ex novia, Sofia Audrey.
Una vez más salió a la luz un caso de famosos cuyo tema es el que más entretiene a la gente: la infidelidad. Si, si. Sin lugar a dudas, el chimento que más atrapa, por lejos, es el que involucra “cuernos”. No hace falta que sea con protagonistas de la farándula, no se haga el distraído o la distraída. Si sucede en su grupo de amigos o con algún vecino de la cuadra o del barrio, da igual. ¡Genera mucho interés!
Espere, no se la agarre conmigo. Yo no lo estoy avalando ni tampoco digo que es lo que me gusta a mí en lo personal. Solo le transmito mi experiencia con varios años de dirigir la sección de espectáculos de un importantísimo medio y de muchas temporadas en radio y televisión. La infidelidad es el chisme top.
Esta semana el tema fue noticia por los chats filtrados de Fede Bal con algunas chicas con las que coqueteó o incluso tuvo alguna relación ocasional, estando aún en pareja con su ahora ex novia, Sofia Audrey. La primicia de “LAM” se desparramó por cuanto portal de noticia o programa de radio y televisión del país. Es muy posible que usted no sepa a cuánto cerró el dólar, qué dijo el viernes Alberto Fernández, cuándo se vuelve a abrir el Congreso, pero seguro que algo de este chisme escuchó. Diga la verdad, eh.
Lo cierto es que más allá de lo que haya hecho el protagonista de “Kinky Boots” y conductor de “Resto del mundo”, el gran debate sigue siendo si la infidelidad de una persona es un tema de la sociedad o no. Hasta hace varios años existía en la Argentina la ley del Adulterio. Si. Si usted engañaba a su esposo/a o esa persona la/o engañaba a usted, eso era motivo de divorcio. Pues bien, ya eso no existe. ¿Qué dice la justicia? Hagan lo que quieran, la fidelidad es un pacto de dos. Si alguna de las partes lo rompe, la otra persona decidirá qué hacer.
Esta columna, aclaro antes de que se enoje conmigo, no es para apoyar la infidelidad. No se asuste. No voy a decirle a usted qué hacer o qué pensar. Sino tratar de analizar la situación, no de Fede Bal, sino en general.
Supongamos que usted se entera que un vecino suyo engañó a su mujer. Solo usted lo sabe. En ese momento tendrá muchas dudas: “Qué hago con esto?”, “se lo digo a mi vecina”, “¿me meto en sus problemas o dejo que viva sin saberlo?”. Difícil tomar esa decisión, ¿no? Pero sin embargo quizás decide tomar otra: contárselo a otra persona que no es ninguna de las partes protagonista. Ahí comienza la viralización mas antigua de la historia, el chisme más deseado por el barrio y por el mundo entero.
Rápidamente la noticia pasará de boca en boca, de chat a chat, de Facebook a Facebook, de Instagram a Instagram. Más temprano que tarde llegará a más gente que la cadena nacional. Todo el mundo condenará al infiel o a la infiel y se apiadará del “cornudo” o la “cornuda”, diciendo acongojadamente “pobrecita/o”. Sin embargo, el tema no frenará allí, porque es demasiado jugoso como para darle un fin. Continuará hasta que aparezca otro chisme que lo renueve, y para eso pueden pasar días o semanas, así que el pobrecito o la pobrecita seguirá en nuestras bocas el tiempo que sea necesario, con elucubraciones de todo tipo, fantasías de otras relaciones, nuevos nombres que podrían sumarse y datos sin chequear pero que pueden sumar a la historia para mantenerla interesante.
¿Conclusión? Seguramente el o la infiel le hicieron un daño a su pareja, la traicionó, rompió el pacto, quebró su confianza. Pero déjeme decirle que los demás tampoco le hicieron un gran favor, eh. Porque ahora cuando el engañado o la engañada salga a la calle, las miradas no serán solo por culpa de su pareja. Salvo que encima haya metido los cuernos y lo haya desparramado, porque ahí si puede cantar “jackspot”.
En este caso la ex de Bal fue la que decidió enviar chats que encontró de su pareja donde comprueba infidelidades. Lo hizo desde el dolor, desde la angustia. Sería difícil juzgarla por esto, y además tampoco somos jueces para hacerlo. Por otro lado, el actor y conductor tiene derecho a que su intimidad no sea ventilada, al fin y al cabo si rompió un pacto fue con su pareja, no con la sociedad y en todo caso las explicaciones se la deberá a esa persona, no al resto. El periodista obviamente contará la historia porque, como le dije, es el plato que más sale de nuestro restaurante. Infidelidad = rating.
Los tiempos están cambiando, las nuevas generaciones ven las relaciones con otros ojos, son hijos y ya hasta nietos de los divorciados. Si, así como leyó, antes en los colegios era raro el que tenía a los padres separados, ahora es el que los tiene juntos. Lo que más sale es la familia ensamblada. No digo que sea mejor o peor, es una realidad. Con lo cual los jóvenes de hoy tienen otra mirada, otra tolerancia, otra cultura que están forjando. El tiempo dirá si cuando sean adultos, una infidelidad seguirá siendo el hit de los chismes o si consiguieron uno mejor
Fuente: NA