Varias oficinas meteorológicas mundiales indican que los tiempos de una intensa sequía en el Cono Sur americano llegarán a su fin a mediados de año.
Dos fenómenos meteorológicos bautizados con dos sustantivos singulares, El Niño y La Niña, determinan la productividad del campo argentino. El mismo es capaz de alimentar a 400 millones de personas.
El fenómeno conocido como “El Niño” está íntimamente relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental a la altura del Ecuador. Se manifiesta de manera irregular, en ciclos de entre tres y ocho años. No es que El Niño represente la faz benéfica del clima y La Niña la cara maligna, pero el primero produce abundantes e intensas lluvias.
La Niña, comienza a disiparse lentamente. Fue la responsable de la falta de precipitaciones y deja un escenario de sequía que incluyó días de extremo calor. Esto es producto del calentamiento del océano Atlántico y los persistentes vientos polares. De este modo, contribuyeron a reducir la entrada de humedad al contraponerse a la circulación tropical.
Pronostican que las lluvias abundantes para el campo argentino llegan en abril
Ahora bien, las malas noticias por las pérdidas millonarias en las cosechas de la zona núcleo llegarían a su final. Obviamente, si los pronosticadores de todo el mundo aciertan en sus cálculos que indican que las lluvias abundantes comenzarán a partir del segundo semestre del presente año. Incluso afirman que se extendería durante el 2024.
Desde el exterior, los reportes indican que, “,,,la transición hacia El Niño, generarán condiciones propicias para una regularización del régimen hídrico en el Cono Sur de Sudamérica en general y la Argentina en particular”.
Varios modelos climáticos, enseñan una mayor probabilidad de actuación del “Niño” a partir del segundo semestre de 2023. Representa, en caso de cumplirse tal pronóstico, una buena noticia para el Cono Sur porque el mismo está usualmente asociado a lluvias superiores a las normales.
Fuente: NA