El ucraniano Volodímir Zelenski se entrevistó el sábado con el indio Narendra Modi y tenía previsto reunirse con otros líderes del “Sur Global” en una cumbre del Grupo de los Siete (G7) destinada a ampliar el apoyo a su país en su guerra contra Rusia.
La reunión de tres días del G7 en la ciudad japonesa de Hiroshima ya acordó nuevas sanciones contra Rusia y medidas para hacer frente a lo que denominó coerción económica de China, lo que provocó la ira de Moscú y una queja de Pekín al anfitrión de la cumbre, Japón.
Zelenski, procedente de una cumbre de la Liga Árabe y vestido con su habitual uniforme verde oliva, fue recibido calurosamente por los líderes del G7 y mantuvo conversaciones con Modi en el marco de una serie de reuniones con los países no alineados asistentes.
La cuenta de Twitter de Modi publicó una foto de ambos estrechándose la mano, señalando que había comunicado a Zelenski la disposición de la India a seguir prestando ayuda humanitaria al pueblo ucraniano y su respaldo al “diálogo y la diplomacia” para buscar la paz.
Modi, cuyo país forma el llamado grupo BRICS junto a Brasil y China, no se ha distanciado de Rusia. Se considera que sus acuerdos petroleros con Rusia socavan las sanciones occidentales al permitir que Rusia siga beneficiándose de los ingresos energéticos.
Una fuente de la presidencia francesa dijo a periodistas que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, también se reuniría con Zelenski durante su estancia en Hiroshima.
Funcionarios europeos dijeron que era crucial que Zelenski acudiera en persona primero a la cumbre de la Liga Árabe del viernes en Arabia Saudita y ahora a la reunión de Hiroshima para que pudiera exponer la visión de Ucrania sobre cómo se puede poner fin a la guerra con Rusia.
“Creo que es una oportunidad única para (tener) intercambios con muchos países del sur y expresar su situación, expresar un mensaje y compartir un punto de vista”, dijo el presidente francés, Emmanuel Macron. “Creo que puede cambiar las reglas del juego”.
IRA RUSA Y CHINA
Los países del G7 -Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá- están lidiando con los desafíos planteados por la invasión rusa a Ucrania y las tensiones con China, incluso sobre Taiwán, la isla autogobernada que Pekín reclama como propia.
El viernes, los líderes anunciaron nuevas medidas destinadas a golpear la economía rusa y prometieron más apoyo militar, incluido el respaldo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a la formación de pilotos ucranianos para pilotar cazas F-16.
Preocupados por el enorme papel que China desempeña actualmente en las cadenas de suministro de todo tipo de productos, desde semiconductores hasta minerales esenciales, el G7 emitió un comunicado en el que se establecía una estrategia común para las futuras relaciones con la segunda economía mundial.
Advirtieron que los países que intenten utilizar el comercio como arma se enfrentarán a las “consecuencias”, en una señal a Pekín sobre las prácticas que, según Washington, equivalen a una intimidación económica.
“No vamos a desvincularnos ni a encerrarnos en nosotros mismos. Al mismo tiempo, reconocemos que la resiliencia económica requiere una reducción del riesgo y una diversificación”, afirmaron. “Una China en crecimiento que cumpla las normas internacionales sería de interés mundial”.
El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, dijo el sábado que las decisiones tomadas por el G7 demostraban que estaban empeñados en lo que denominó la “doble contención” de Rusia y China.
“La tarea se fijó en voz alta y abierta: derrotar a Rusia en el campo de batalla, pero no detenerse ahí, sino eliminarla como competidor geopolítico”, declaró Lavrov.
Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores chino acusó al G7 de atacar a China e interferir en sus asuntos internos, incluido Taiwán. Asimismo, señaló que había presentado serias protestas ante Japón, anfitrión de la cumbre.
El objetivo de la cumbre es alcanzar un consenso entre las democracias más ricas del mundo sobre otros asuntos, tanto políticos como económicos.
El G7 reconoció las diferencias sobre cómo gestionar el rápido desarrollo de la tecnología de inteligencia artificial, afirmando que “la visión común y el objetivo de una IA digna de confianza pueden variar”, pero haciendo un llamamiento al consenso sobre normas técnicas globales.
Aunque reafirmaron los actuales objetivos de emisiones netas cero en la lucha contra el cambio climático, afirmaron en su comunicado que la inversión en el sector del gas podría ser apropiada temporalmente mientras los países eliminan gradualmente su dependencia de la energía rusa.
Hace un mes, un comunicado tras una reunión anterior del G7 señalaba que las subvenciones a los combustibles fósiles eran “incoherentes” con los objetivos del Acuerdo de París sobre cambio climático.
“Ante la urgente necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles, lo que los líderes han puesto sobre la mesa representa un respaldo al nuevo combustible fósil”, afirmó en un comunicado Tracy Carty, experta en política climática mundial de Greenpeace Internacional.
Fuente: NA