El domingo tenemos cita con la democracia. Luego de 40 años ininterrumpidos, el 16 de julio volvemos a las urnas para elegir el proyecto que queremos y soñamos para nuestra Provincia de Santa Fe.
Esto trae una buena noticia para todos y una mala para algunos. La buena es que podemos, una vez más, ejercer el derecho al voto y consolidar en este acto ciudadano una democracia que debemos fortalecer y nunca pero nunca dar por sentada.
Lo malo, para algunos, es que los perfiles de twitter no figuran en el padrón electoral. Los trece proyectos que hoy compiten en la categoría de Gobernación o las treinta listas que participan para conformar la Cámara de Diputados, tienen el desafío de dar a conocer a la ciudadanía una serie de propuestas que (deberían) exceder los 280 caracteres. Spoiler: la política no tiene que ser viral.
Por eso decimos que la democracia es más compleja. Porque, a menos que estemos en el 76´, obliga a ejercitar el músculo del diálogo y del consenso. ¿Eliminar las diferencias? Para nada. Gestionar el conflicto. Administrar el disenso. Liderar los procesos de transformación que cambian la vida de la gente. Eso es en buena parte lo que llamamos política.
¿Pero cómo hacemos para convocar a una ciudadanía que está enojada con esta política? En primer lugar, comenzar por darles la razón. Y sí. La ciudadanía está cansada de ver cómo se utilizan las plataformas políticas como trampolines personales. Además, la Constitución Nacional afirma que “el pueblo no gobierna ni delibera sino a través de sus representantes”, pero es importante que eso que se representa sean los intereses y las necesidades de los santafesinos y santafesinas. Y no otra cosa.
Algunos podrían probar con ser un poco más antena y menos parlante. Y eso excede el momento electoral. Porque la democracia es votar, pero es mucho más que votar. La democracia la ejerce un gobierno cuando brinda respuestas y hace política con otros; la ejerce la oposición si tiene una actitud responsable y constructiva basada en el diálogo y las ideas; la ejercen los medios cuando comunican desde la información y no desde el rating; la ejercen las universidades, instituciones y organizaciones sociales cuando tejen redes con la ciudadanía, y la ejercen los habitantes de nuestro territorio cuando se manifiestan y participan, cuando nos exigen lo que corresponde.
La democracia y la política tienen muchas deudas, es verdad. Lo dijo hace poco un dirigente político: a veces “la velocidad del deseo es más rápida que la velocidad de la construcción”. Pero hay un secreto para acortar esa distancia: la participación. Por eso hay un detalle que no puede pasar desapercibido en estas elecciones: los y las jóvenes de 16 y 17 años de Santa Fe tendrán por primera vez la posibilidad de participar en el escrutinio público, de alzar su voz y ser parte de la discusión sobre la Provincia que queremos construir. Una apuesta estratégica que ha hecho desde el inicio el Gobernador Omar Perotti y que las juventudes han conquistado con “la valentía de los que insisten mil veces antes de desistir”, como diría el gran pedagogo brasilero Paulo Freire.
Yo no tengo dudas, el mejor algoritmo lo vamos a encontrar siempre en la política. Copiemos ese ejemplo y no desistamos de ella. Como herramienta de transformación, como manifestación del amor.
Es verdad: la democracia no es sólo votar, pero es fundamentalmente votar. Por eso este domingo 16 de julio les pido a todos los santafesinos y santafesinas que acudan a las urnas, pongan allí sus boletas y junto a ellas sus convicciones, sus dudas, sus esperanzas, sus conquistas y sus esfuerzos. Que voten por la lista que más los represente pero que voten por la democracia. Porque la democracia quiere seguir haciendo historia. Y nosotros elegimos hacerla en Santa Fe.