El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una condición mental que afecta a más de 100 millones de personas en todo el mundo. Se traduce en un trastorno de ansiedad caracterizado por pensamientos obsesivos, es decir, ideas fijas y recurrentes y persistentes que generan inquietud, temor y ansiedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una de las 20 enfermedades más discapacitantes.
Aunque estos comportamientos compulsivos son ampliamente conocidos por profesionales de la salud mental desde hace mucho tiempo, los científicos nunca llegaron a comprender completamente su base bioquímica ni cómo estos podían relacionarse con los niveles de ciertos neurotransmisores en el cerebro. Ahora, un equipo de la Universidad de Cambridge liderado por los investigadores Marjan Biria y Trevor Robbins, podría haber dado con uno de los mecanismos neuroquímico que sustentan este trastorno.
Los resultados de su estudio, titulado Cortical glutamate and GABA are related to compulsive behaviour in individuals with obsessive compulsive disorder and healthy controls (El glutamato cortical y el GABA están relacionados con el comportamiento compulsivo en individuos con trastorno obsesivo compulsivo y controles sanos), se publicaron en la revista Nature Comunications.
El estudio
Los científicos emplearon un método de escaneo cerebral para medir los niveles de varios neurotransmisores en dos regiones específicas del cerebro: la corteza cingulada anterior y el área motora suplementaria, dos zonas estrechamente relacionadas con el comportamiento compulsivo y la regulación del movimiento.
Posteriormente, compararon los escáneres cerebrales y otras mediciones psicológicas del comportamiento compulsivo entre un grupo de 31 participantes diagnosticados con TOC y un grupo de control compuesto por 30 individuos sin ese trastorno.
Los resultados del estudio revelaron que, en todos los participantes, los niveles del neurotransmisor glutamato, conocido por su función excitatoria en el cerebro, y su relación con el neurotransmisor GABA o Ácido γ-aminobutírico, un inhibidor del sistema nervioso central, estaban fuertemente relacionados con un comportamiento compulsivo habitual.
Los hallazgos sugieren que los desequilibrios en la transmisión de estos neurotransmisores excitatorios e inhibitorios podrían ser la base del comportamiento compulsivo en el TOC. De hecho, al encontrar evidencias comunes de este desequilibrio en todos los voluntarios del estudio, el trabajo de Biria y Robbins respalda la idea de que la compulsividad podría ser un fenómeno inequívocamente asociado con las regiones frontales del cerebro.
Conclusiones
El profesor Trevor Robbins, autor principal del artículo, destacó: “Comprender el trastorno obsesivo compulsivo es una cuestión fundamental para la psiquiatría. Ahora hemos demostrado que se producen cambios definitivos en estos neurotransmisores clave en las personas que padecen TOC”.
“Nuestros hallazgos son una pieza importante del rompecabezas para comprender los mecanismos que subyacen al TOC. Los resultados sugieren nuevas estrategias de medicación para el TOC basadas en los fármacos disponibles que regulan el glutamato”, añadió. Por su lado, Biria indicó: “Algunos tratamientos ya actúan sobre el desequilibrio del glutamato de forma indirecta. Ahora tenemos las pruebas de por qué ciertos enfoques parecen tener algunos efectos beneficiosos”.
Los autores confían en que este descubrimiento pueda allanar el camino para el desarrollo de nuevos tratamientos neuromoduladores destinados a reequilibrar los niveles de neurotransmisores, en este caso el glutamato y el GABA, en los circuitos cerebrales afectados, y que, a medida que se profundice en la comprensión de las bases neuroquímicas del TOC, sea posible desarrollar nuevos tratamientos para ayudar a las personas que sufren de este trastorno y mejorar su calidad de vida, aproximadamente un 3% de la población mundial.
Fuente. TN