Un nuevo desarrollo en la tecnología de la diabetes podría cambiar la vida de millones de personas insulinodependiente. La concreción no será ahora, ni mañana, pero hasta acá es lo que sabe sobre semejante línea de investigación. La compañía israelí, Betalin Therapeutics, difundió los avances sobre la creación de un “micropáncreas”, la terapia experimental, que todavía se encuentra en la etapa de ensayo preclínico.
“Esto puede convertirse en una piedra angular para resolver la carga para las personas con diabetes tipo 1″, resalta el profesor Peter Schwarz, miembro del consejo asesor de Betalin y presidente electo de la Federación Internacional de Diabetes, en un video para la compañía. “Tenemos una enorme oportunidad de tener un impacto en la calidad de vida, en los aspectos sociales, económicos y médicos para esos pacientes”, agregó.
En todo el mundo, aproximadamente 8,5 millones de personas sufren de diabetes tipo 1, anteriormente conocida como diabetes juvenil. El tipo 1 puede afectar a niños y adultos por igual, e implica una respuesta autoinmune en la que el propio sistema inmunológico del paciente destruye la capacidad del páncreas para producir insulina.
La diferencia entre la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2
La diabetes tipo 1 es distinta de la versión tipo 2 mucho más común, que afecta a más de quinientos millones de personas en todo el mundo.
El tipo 2 es un trastorno metabólico en el que el cuerpo del paciente no puede usar eficazmente la insulina que produce. En las versiones tipo 1 de la enfermedad, el cuerpo produce poca o ninguna insulina.
“Si no se controla el nivel de azúcar en sangre y este aumenta, se puede llegar a tener diabetes de tipo 2″, advierte León Litwak (M.N. 40.398), profesor consulto del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires y médico del Servicio de Endocrinología, Metabolismo y Medicina Nuclear del mismo hospital.
Los pacientes con diabetes tipo 2 pueden volverse dependientes de la insulina con el tiempo si su páncreas ya no es capaz de producir suficiente insulina. Esto puede ocurrir debido a la naturaleza progresiva de la enfermedad, donde las células del páncreas se agotan o destruyen debido a los niveles altos de azúcar en la sangre a largo plazo.
Cuando los medicamentos orales, la dieta y el ejercicio son insuficientes para mantener los niveles de azúcar en la sangre, la terapia con insulina se vuelve necesaria. Este estado de dependencia de la insulina también se conoce como diabetes tipo 2 que “requiere insulina”.
El uso de bombas de insulina
En los países ricos, una de las terapias más comunes para la diabetes insulinodependiente es una bomba de insulina. Esta bomba inyecta insulina continuamente a través de un dispositivo colocado debajo de la piel del paciente.
“Hay nuevas bombas de insulina en el mercado y, también, la incorporación de los celulares para ayudar al control de la glucemia”, menciona Litwak.
La mayoría de los usuarios de la bomba analizan su sangre varias veces al día para controlar sus niveles de glucosa, contar los carbohidratos e instruir constantemente a la bomba sobre la cantidad de insulina que debe administrar.
Debido a que las bombas de insulina son caras, no se usan ampliamente en los países de ingresos medios y más pobres. Sin embargo, incluso con una bomba, la vida diaria de una persona con diabetes insulinodependiente es compleja.
“El principal problema es la disminución de la calidad de vida. La diabetes maneja sus vidas”, reconoce la directora de tecnología y codirectora ejecutiva de Betalin, la doctora Racheli Ofir.
Qué es el trasplante de células de los islotes
Una alternativa a la bomba de insulina es un trasplante de células de los islotes. En este procedimiento, los cirujanos implantan células pancreáticas de cadáveres en pacientes. Sin embargo, la viabilidad de este tratamiento es limitada debido a la falta de donantes y la calidad variada de las células donadas.
Los investigadores también utilizaron células madre para reemplazar las células beta perdidas o dañadas, pero su pequeño tamaño y su dificultad en el injerto en el cuerpo del paciente son un desafío.
“Incluso si inyectas las células perfectas”, revela Ofir, “las tasas de éxito no son altas”, porque “las células son criaturas amigables. Necesitan tener un entorno, deben tener otras células a su lado y necesitan adherirse a algo”.
“Somos la casa. Si tomas nuestra casa y luego usas las células madre o islotes de otra persona, juntos creas el micro páncreas”, explicó el CEO de Betalin, eldoctor Moti Friedman.
“Hay otros desarrollos más cercanos a la realidad, esto es demasiado experimental”, resume Litwak. “Hacen una matriz sobre la cual las células pluripotenciales pueden producir insulina más rápidamente que los dispositivos que usamos ahora”, destaca.
“Es visionario, pero es factible, y nos estamos acercando cada vez más al tratamiento de millones de pacientes diabéticos. Este es el objetivo, y podemos verlo venir”, se ilusionan los investigadores que participan del desarrollo.
Fuente: TN