La masacre ocurrida en el edificio de 25 de Mayo al 1.600 de la ciudad de Santa Fe continúa generando secuelas. Tras siete años de haberse cometido el cuádruple homicidio que lo tuvo como autor del hecho a Marcos Feruglio, el departamento en donde se produjo registró una “actividad paranormal” en este último tiempo.
El trágico acontecimiento que conmocionó a la capital provincial en 2016 marcó un antes y después. El muchacho de 25 años por aquel entonces asesinó a su exsuegra y a su pareja en la madrugada de ese sábado en una casa quinta de Sauce Viejo. Luego de cometer dicho crimen, siguió su rumbo hacia el microcentro santafesino para entrar al departamento de su expareja, y atacó a su exsuegro a “sangre fría” para quitarle la vida. De la misma manera, procedió contra su excuñada y la mató sin escrúpulos.
Después, intentó asesinar a su exnovia, pero solo alcanzó a lastimarla y golpearla. Sin embargo, la policía logró detenerlo y terminó tras las rejas bajo cadena perpetua.
No obstante, toda la sangre derramada en dicho suceso dejó huellas “paranormales”. En las últimas horas, se reveló un extraño caso en el mismo edificio en donde ocurrió la tragedia protagonizada por Feruglio. Se trata de la historia de dos estudiantes del norte santafesino que vivieron en uno de los departamentos cercanos al de la masacre.
En diálogo con Radio EME, Pilar, joven oriunda de Vera, relató la traumática experiencia que atravesó en su estadía en el edificio “manchado de sangre”. “Nos mudamos en abril de 2017. En un principio no teníamos muebles porque era complicado por la distancia. Siempre fue algo feo el lugar. Era como algo triste que había en el departamento. Al igual que el edificio”, contó al inicio.
Luego, señaló: “El departamento estaba en el piso de abajo del otro. Aparecían marcas de manos en las puertas. Se abrían y se cerraban sin que haya viento. Una noche se empezaron a correr las sillas. Hacían mucho ruido. Estaban en lugares que no las habíamos dejado. Esto se volvió habitual. Los vecinos nos decían que dejemos de hacer ruido y no habíamos hecho nada”.
En tanto, recordó: “En el pasillo, había una llave de luz que no tenía foco. Pero todas las noches se escuchaba que se prendía y se apagaba. Un día encontramos una mano con tono gris al lado de la llave. Todo esto sucedía sin saber lo que había pasado. Fue terrible. Vivía llorando porque no sabía que podía pasar”.
A su vez, detalló: “Un día fue muy feo. Mientras nos arreglábamos para salir, uno de los cajones voló y cayó al lado de mi compañera. Ahí nos dimos cuenta que no era nada bueno lo que pasaba. Teníamos miedo. Dejamos de dormir ahí en la noche. El miedo nos ganaba. Sentíamos que alguien se nos apoyaba en la cama. Hasta que sentí que alguien me respiró en el oído. A partir de ahí empezamos a dormir juntas un tiempo”.
También, agregó: “Empezamos a recorrer las iglesias para buscar a alguien que vaya a bendecir el lugar. No se podía vivir. Fue un padre de una iglesia vecina, mientras que el gatito que adoptamos se transformó y comenzó a correr por las paredes. El sacerdote nos dio la bendición y esto se calmó por unos meses. Luego volvió todo esto y se intensificó hasta que nos fuimos en 2019”.
Más tarde, reveló: “Cuando me enteré todo lo que había pasado me impactó. Cuando estábamos por entregar el departamento, vi como que alguien se me paró al lado. Pensé que era mi papá. Pero él estaba en la pieza limpiando. Cuando regresó vio que había pisadas de una persona grande. Ahí nos dimos cuenta que algo había ahí”.
Por último, cerró: “Pienso que ellos no descansaron en paz hasta que no se hizo Justicia”.