El Papa Francisco cimentó aún más su legado el sábado, elevando a 21 prelados al alto rango de cardenal y aumentando significativamente el porcentaje de electores designados por él que tendrán derecho a votar por su sucesor.
En una ceremonia en la plaza de San Pedro conocida como consistorio, Francisco “creó” 21 nuevos cardenales, los “príncipes de la Iglesia” de sombrero rojo que son sus asesores más cercanos en el Vaticano y en todo el mundo.
Ahora hay 137 cardenales electores, alrededor del 73% de ellos elegidos por Francisco. Esto aumenta -aunque no garantiza- la posibilidad de que el próximo Papa comparta su visión de una Iglesia más progresista e inclusiva.
Dieciocho de los 21 son menores de 80 años y por lo tanto elegibles bajo la ley de la Iglesia para entrar en un cónclave secreto para elegir al próximo Papa después de la muerte o renuncia de Francisco. Se les conoce como cardenales electores. A los tres mayores de 80 años se les concedió este honor por su largo servicio a la Iglesia.
Los nuevos cardenales proceden de Estados Unidos, Francia, Italia, Argentina, Suiza, Sudáfrica, España, Colombia, Sudán del Sur, Hong Kong, Polonia, Malasia, Tanzania, Venezuela y Portugal.
Sudán del Sur obtuvo su primer cardenal y Malasia el segundo de su historia, una continuación de la política de Francisco de dar más reconocimiento a los lugares que ha llamado las “periferias” del mundo, a menudo aquellos azotados por la guerra o donde los católicos son minoría.
Un nombramiento significativo es el del obispo de Hong Kong, Stephen Chow Sau-Yan. Chow es uno de los principales enlaces con la Iglesia católica en la China comunista, donde el Vaticano intenta mejorar las condiciones de los católicos. El obispo realizó una visita histórica a Pekín en abril.
Otro es el del obispo italiano Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico de Francisco en Tierra Santa, donde el Vaticano teme que la presencia histórica de los cristianos esté amenazada.
“La diversidad es necesaria; es indispensable”, dijo Francisco en su homilía en el servicio, durante el cual cada nuevo cardenal recibió un anillo de cargo y el sombrero rojo de tres aspas conocido como “birrete”.
Fue el noveno consistorio del papa desde su elección en 2013 y continuó los cambios de la última década, durante la cual el porcentaje de cardenales electores asiáticos y africanos ha crecido mientras que el de los procedentes de Europa ha caído.
Francisco cumple 87 años en diciembre y que convoque otro consistorio el año que viene o en 2025 depende de cuánto viva. Aunque utiliza una silla de ruedas y un bastón y se ha sometido a varias operaciones, en general no ha bajado el ritmo y sigue manteniendo una apretada agenda.