Los residentes y los trabajadores de rescate en la devastada ciudad libia de Derna están luchando para hacer frente a los miles de muertos que se descomponen bajo los escombros, luego de una gran inundación que derribó edificios y arrastró a la gente al mar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros grupos de ayuda instó a las autoridades de Libia a dejar de enterrar a las víctimas de las inundaciones en fosas comunes, diciendo que ello podrían provocar angustia mental a largo plazo a las familias o causar riesgos para la salud si se encuentran cerca del agua.
Un informe de la ONU dijo que hasta ahora más de 1.000 personas han sido enterradas de esa manera desde que Libia, una nación dividida por una década de conflicto y caos político, fue golpeada el domingo por una lluvia torrencial que provocó la rotura de dos diques.
Miles de personas murieron y miles más están desaparecidas.
“Los cadáveres están esparcidos por las calles, regresan a la orilla y están enterrados bajo edificios derrumbados y escombros. En sólo dos horas, uno de mis colegas contó más de 200 cadáveres en la playa cerca de Derna”, Bilal Sablouh, Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para África, dijo en una conferencia de prensa en Ginebra.
Ibrahim al-Arabi, ministro de Salud del gobierno occidental de Libia con sede en Trípoli, dijo a Reuters que estaba seguro de que las aguas subterráneas estaban contaminadas con agua mezclada con cadáveres, animales muertos, desechos y sustancias químicas. “Instamos a la gente a no acercarse a los pozos de Derna”, afirmó.
Mohammad al-Qabisi, director del Hospital Wahda de Derna, dijo que un hospital de campaña estaba tratando a personas con enfermedades crónicas que necesitaban atención regular. Dijo que se temía que se propagaran enfermedades transmitidas por el agua, pero hasta el momento no se había registrado ningún cólera.
Zonas de Derna, punto central de la destrucción en el este de Libia, quedaron arrasadas cuando se rompieron las represas sobre la ciudad, y la inundación que destruyó el lecho de un río normalmente seco derribó bloques residenciales enteros mientras las familias dormían.
La misión de la Organización Internacional para las Migraciones en Libia dijo que se daban por muertas a más de 5.000 personas. Además, hay 3.922 decesos registrados en hospitales y más de 38.640 personas que fueron desplazadas en la región.
La verdadera cifra de fallecidos podría ser mucho mayor, dicen las autoridades.
“Deberíamos tener miedo de una epidemia”, dijo Nouri Mohamed, de 60 años, en una panadería que ofrece panes gratis. “Todavía hay cadáveres bajo tierra… Ahora hay cadáveres que empiezan a oler mal”, declaró.
La agencia de salud de la ONU, junto con el CICR y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, solicitaron una mejor gestión de los entierros.
“Instamos a las autoridades de las comunidades afectadas por la tragedia a que no se apresuren a realizar entierros o cremaciones masivas”, dijo en el comunicado Kazunobu Kojima, responsable médico de bioseguridad y bioprotección del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS.