Grupos de delincuentes incendiaron el lunes al menos 35 colectivos en la ciudad brasileña de Río de Janeiro, según el sector que representa a las empresas de autobuses, después de que la Policía matara a un jefe criminal en una operación.
Los ataques a colectivos se concentraron en la zona oeste de la ciudad, donde bandas delictivas competidoras luchan por el control territorial, y ocurrieron tras una operación policial en la que murió el sobrino del líder de la mayor milicia del estado, según informaron fuentes de la Policía.
Las denominadas milicias de Río, a menudo compuestas por agentes y ex agentes policiales, se convirtieron en una de las mayores amenazas para la seguridad de la región. Creadas en un principio como fuerzas de autodefensa para los barrios pobres asolados por las bandas de narcotraficantes, se transformaron en organizaciones delictivas que operan en múltiples sectores.
El grupo industrial Rio Onibus dijo que 20 de los vehículos eran autobuses urbanos, cinco formaban parte de la flota de transporte rápido de la ciudad y el resto eran fletados o turísticos.
El gobernador del estado de Río de Janeiro, Claudio Castro, expresó que la operación suponía un “duro impacto” para la milicia.
“Además de estar relacionado con el criminal (jefe de la milicia), actuaba como ‘hombre de guerra’ del grupo paramilitar, siendo el principal responsable de las guerras territoriales que aterrorizan a los residentes en Río”, remarcó Castro en un mensaje en redes sociales.
Los atentados interrumpieron el sistema de colectivos de tránsito rápido de la ciudad, dificultando el regreso a casa de los residentes y trabajadores de la región. También se cancelaron las clases en las escuelas públicas de la zona.
La Policía Militar informó que detuvo a 12 sospechosos implicados en los incendios, además de impedir que 15 individuos prendieran fuego a un camión de carga en uno de los principales accesos a la ciudad.