Un nuevo y crucial estudio científico sugiere que el Wegovy –nombre comercial de la droga semaglutida en su presentación para la pérdida de peso– reduce en un 20% el riesgo de infarto, ACV o muerte por problemas cardiovasculares entre las personas obesas o con sobrepeso que tienen cardiopatías, un sorprendente beneficio adicional que podría cambiar los estándares de tratamiento para esos pacientes.
Los resultados, presentados esta semana en la reunión de la Asociación Americana del Corazón en la ciudad de Filadelfia, implican un punto de inflexión en la larga búsqueda de fármacos de nueva generación para la obesidad y la diabetes, entre las que también se cuentan otras variantes de la semaglutida (el Ozempic) y de la tirzepatida (el Zepbound).
Las farmacéuticas ven en estas drogas un potencial que excede ampliamente su uso contra la obesidad. Demostrar que esos fármacos no solo son un tratamiento para la diabetes y para la obesidad, sino que también pueden reducir el riesgo de graves enfermedades vinculadas con esta, podría impulsar la demanda de esos medicamentos y presionar a las prestadoras de salud a cubrir sus costos.
Novo Nordisk, la farmacéutica que fabrica el Wegovy y el Ozempic y que financió la investigación, informa que ya presentó la documentación ante la Administración de Drogas y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y ante los reguladores de la Unión Europea (UE) para que el prospecto del Wegovy sea actualizado e incluya que también puede reducir el riesgo de accidentes cardiovasculares en algunos pacientes. Martin Lange, vicepresidente de desarrollo de Novo Nordisk, expresó estar “muy confiado” en que la FDA aprobará la nueva prescripción del medicamento.
Los nuevos hallazgos ejercerán presión sobre las prestadoras de salud para que cubran el costo del medicamento. Sin descuento, el precio de lista de Wegovy supera los 1300 dólares al mes, una cifra inaccesible para muchos pacientes.
El estudio podría tener otro efecto crucial: hacerle entender a los médicos y a la opinión pública en general que la semaglutida no es solo un fármaco “estético”, sino también un tratamiento para enfermedades crónicas. Implica un cambio drástico en nuestra manera de pensar los medicamentos para bajar de peso.