La decisión del presidente Joe Biden de retrasar la entrega a Israel de municiones de alta carga se adoptó en el contexto de los planes de Israel de llevar a cabo una ofensiva en Ráfah, a la que Washington se opone sin nuevas salvaguardias para los civiles, dijo este miércoles el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin.
“Hemos sido muy claros… desde el principio en que Israel no debería lanzar un ataque importante en Ráfah sin tener en cuenta y proteger a los civiles que se encuentran en ese espacio de batalla”, afirmó el funcionario.
Asimismo, sostuvo que “una vez más, según hemos evaluado la situación, hemos detenido un envío de municiones de alta carga”, anunció en una comparecencia ante el Senado.
“No hemos tomado una decisión definitiva sobre cómo proceder con ese envío”, agregó Lloyd.
Además, indicó que “Nos gustaría que no ocurrieran combates importantes en Rafah, pero nuestro enfoque principal es asegurarnos de proteger a los civiles”.
El envío que fue retenido consta de “municiones de alto calibre”, apuntó el jefe del Pentágono, y consta de 3.500 bombas: 1.800 bombas de 2.000 libras (907 kilos) de peso y 1.700 bombas de 500 libras (226 kilos).
La decisión de retener esta entrega de armas a Israel llegó en medio de presiones por parte de legisladores demócratas para que el Gobierno de Biden suspenda indefinidamente el envío de armas a Israel.
Esta situación marcaría un punto de inflexión en la política de entrega de armas a Israel por parte de Estados Unidos, aunque Lloyd ratificó la postura de su país en torno a apoyar de manera
irrestricta la seguridad del estado judío.
Por su parte, el embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, dijo que la decisión del gobierno estadounidense es “muy decepcionante”.