El femicidio de Chiara Páez fue la chispa que encendió tantos reclamos contenidos. Chiara vivía en la ciudad de Rufino al sur de Santa Fe, tenía 14 años y estaba embarazada. Había salido de su casa y no pudieron contactarla más. Una ciudad entera la buscó.
La encontraron enterrada en el patio de la casa de los abuelos de Manuel Mansilla, su novio, quien entonces tenía 17 años.
Mansilla confesó: había asesinado a golpes a la adolescente porque ella quería continuar con su embarazo y le habría reclamado que se hiciera cargo. La autopsia terminó arrojando que la joven había ingerido un antiinflamatorio utilizado para abortar.
El siguiente 3 de Junio se juntaron más de 200 mil personas frente al Congreso, tras la convocatoria para decir “basta” de un grupo de periodistas. Muchos de quienes asistieron los hicieron con pancartas improvisadas, otras que —por primera vez— lograban visibilizar el femicidio de alguien querido. La plaza mezcló enojo, convicción y contención.
Nueve años después del nacimiento de este movimiento social y a pesar de todo lo que se ha difundido para concientizar sobre la violencia de género, un relevamiento del Observatorio de Violencias por Motivos de Género “Mercedes Pagnutti”, determinó que entre enero y mayo de 2024 se registró el país un total de 137 muertes violentas, y como consecuencia, un total de 78 niños, niñas y adolescentes quedaron huérfanos de madre.
Ese total se desglosa en 132 femicidios, dos trans-travesticidios y tres lesbicidios (el resonante caso del ataque a cuatro mujeres en una pensión en Barracas).
Cerca del 75% de los femicidas conocían a las víctimas: el 35% eran sus parejas, el 18,2% exparejas, 12.4% familiares, y 8.8% conocidos de las víctimas. Entre enero y mayo de este año, 102 víctimas de femicidios fueron asesinadas por varones conocidos, de los cuales, 73 tuvieron una relación sexoafectiva con sus víctimas.
Santa fe está segunda en la lista:
En el orden por provincia, el total de las 137 muertes violentas se desglosa y Buenos Aires fue primera con 61 casos. La segunda en la lista es Santa Fe con 14 casos, y Chaco tercera con ocho. Misiones, Salta, Mendoza y Córdoba comparten el cuarto lugar, con seis casos. Les sigue Entre Ríos con cinco, mientras que San Luis, Chubut, San Juan y Santiago del Estero tienen tres casos respectivamente. Neuquén, Río Negro, Corrientes y Tucumán tienen dos. Tierra del Fuego, Santa Cruz, La Rioja y Formosa tienen un caso cada provincia, mientras que Catamarca, La Pampa y Ciudad de Buenos Aires celebran no contar con ningún caso.
En su informe, se destaca en torno a los homicidios por razones de violencia de género que las mujeres heterosexuales representan un 90,5%, las mujeres trans 2,2%, lesbianas 2,2% y varones un 5,8% (estos últimos, víctimas de femicidios vinculados).
En torno al rango de edad de las víctimas, un 43,8% tenía entre 25 y 44 años, mientras que entre 15 y 24 años de edad se registra un 18, 2%. Por su parte, las proporciones inferiores se encontraron entre los 0 a 14 años (6,6%) y de 55 a 64 con un 8,8%, y más de 65 años con un 10,2%.
Mayoría a manos de vínculos afectivos, pero también en marco de criminalidad y de lesbo-odio
Durante el período analizado, en Argentina los datos sistematizados por el Observatorio “Mercedes Pagnutti” indican que el 46,7% de las víctimas murieron en manos de sus parejas o exparejas y el 10,9% por un familiar en cualquier grado de parentesco. Esto deja en evidencia que el 57,6% de los crímenes se produjeron en el círculo de cercanía de las víctimas.
Los femicidios en contexto de criminalidad fueron un 13,1%. Estos asesinatos se hicieron más visibles en los últimos años, ya que se observa e investiga la variable de género y se visibiliza a mujeres y diversidades siendo parte de bandas narco-criminales como salida económica o negocio heredado, y son acribilladas por ajuste de cuentas o en balaceras al encontrarse en la línea de fuego.
Los femicidios vinculados constituyeron un 6,6%. Y el total de sus víctimas fueron varones heterosexuales, adultos y niños, asesinados por hombres parejas o exparejas de mujeres heterosexuales.
El informe destaca como capítulo aparte a los crímenes por lesbo-odio ocurridos en el mes de mayo, que fueron noticia nacional cuando un hombre incendió la habitación donde se encontraban cuatro mujeres, tres de las cuales murieron a causa de las quemaduras.
Ese triple femicidio representa un 2,9%, y este causal significa para el equipo investigador que “la orientación sexual, la identidad y/o expresión de género son los móviles discriminatorios por los cuales se asesinan a quienes no responden a la heteronorma”, y visibilizar los crímenes por odio de acuerdo a la identidad de género autopercibida de las víctimas.