El sábado pasado, el portaaviones de propulsión nuclear Theodore Roosevelt llegó a Busan, Corea del Sur, como parte de su participación en los próximos ejercicios militares conjuntos programados para fines de este mes. Estos ejercicios incluirán la participación de las fuerzas armadas de Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, y se llevarán a cabo bajo el nombre de “Freedom Edge”.
Según explicó el contralmirante estadounidense Christopher Alexander, comandante del grupo de ataque 9 del portaaviones, las maniobras están diseñadas para mejorar la interoperabilidad entre las armadas de los tres países y fortalecer la preparación conjunta ante posibles crisis o contingencias.
El Theodore Roosevelt actuará como buque de mando durante los ejercicios, que abarcarán diversos escenarios como ejercicios marítimos, de guerra antisubmarina y de defensa aérea. Estas actividades buscan proyectar unidad y preparación frente a las amenazas regionales, incluyendo el poder creciente de China y las persistentes amenazas nucleares de Corea del Norte.
El contexto de estos ejercicios militares es relevante, ya que ocurre poco después de que Rusia y Corea del Norte firmaran un pacto de cooperación, incluyendo un compromiso de defensa mutua, durante la visita histórica del presidente ruso Vladimir Putin al líder norcoreano Kim Jong Un. Este acuerdo representa una nueva dinámica en la región, mientras que Estados Unidos refuerza su presencia y compromiso con sus aliados en Asia.
Las maniobras también recuerdan la importancia estratégica de los ejercicios conjuntos entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, que el año pasado se enfocaron en defensa antimisiles y antisubmarinos como parte de los esfuerzos continuos para mejorar la seguridad regional.
La llegada del Theodore Roosevelt subraya la determinación de Estados Unidos de mantener una presencia disuasiva en la región asiática, en respuesta a las amenazas y desafíos constantes que enfrentan junto a sus aliados en el Pacífico Occidental.