Rogelio Bella, visiblemente conmovido, compartió la historia de la empresa que su padre comenzó en un modesto cuarto de su casa junto a su abuela y madre. “Mi papá empezó con una máquina de coser, y hoy, después de 58 años, nos vemos forzados a cerrar nuestras puertas. Es una tragedia social lo que nos ha pasado”, expresó Bella con pesar.
La fábrica era reconocida como la única en Argentina dedicada exclusivamente a la fabricación de asientos para bicicletas durante más de medio siglo. “Éramos la más conocida a nivel país”, añadió Bella. Sin embargo, los últimos años no fueron fáciles para la pyme, especialmente desde 2015, cuando las condiciones para las pymes industriales se volvieron más adversas.
“En 2020, gracias a las moratorias y al apoyo del gobierno de Alberto Fernández, logramos mantenernos a flote durante la pandemia con el ATP. Pero el año pasado, la brutal devaluación aplicada por el gobierno de Milei nos dejó fuera de competencia”, explicó Bella en una entrevista con Radio EME.
El cierre de “El Miguelito” impacta no solo a los empleados directos de la fábrica, sino también a toda una comunidad. “Somos 12 familias que estamos liquidando todo el capital de trabajo para poder pagar las indemnizaciones. Es doloroso, porque hemos sido un punto de inicio para más de 200 jóvenes de Carrizales, que encontraron su primera oportunidad laboral aquí”, lamentó Bella.
A lo largo de los años, la empresa empleó hasta 14 personas en sus momentos de mayor actividad. “Muchos de nuestros ex empleados han crecido profesionalmente y ocupan ahora cargos destacados en otras industrias. Es un legado del que nos sentimos orgullosos, pero que hoy nos deja un sabor amargo por no poder continuar”, concluyó Bella, entre lágrimas.
El cierre de “El Miguelito” representa no solo la pérdida de un emblema industrial en Carrizales, sino también el fin de una era para la fabricación de bicipartes en Argentina, marcando un hito triste en la historia de las pymes del país.
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