La depreciación del valor del peso contra el dólar que se viene sosteniendo desde diciembre último provocó que Argentina se posicione como el país más caro de la región, e incluso que supere en costo de vida a algunos países europeos.
Esta situación se ve refelejada en un trabajo realizado por el Centro de Estudios para la Recuperación Argentina (RA) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que comparó el poder adquisitivo de los salarios mínimos medidos en dólares (en el caso argentino al tipo de cambio paralelo) usando como referencia el valor de una misma canasta básica de bienes y servicios en distintos países de Latinoamérica y Portugal, España, Francia y Alemania.
A partir de ese análisis se desprende que en Argentina se necesitan 3 salarios mínimos para cubrir el costo de una canasta de consumo básica, y 5 si se tiene en cuenta el alquiler de una vivienda. En Brasil, el segundo país más caro de este ranking, se necesitan 2 salarios mínimos para cubrir la misma canasta y 3 si además se quiere acceder a una vivienda.
“Si se evalúa la posición argentina respecto a los países seleccionados de la Unión Europea, se puede concluir que la diferencia en costo de vida es aún mayor ya que, una persona requiere 2,5 salarios mínimos menos para acceder a una canasta de consumo básica y 3,5 salarios mínimos menos si se considera el alquiler de un monoambiente en la Ciudad”, describe el centro de estudios de la UBA en su informe.
Un factor destacado en el análisis es que, “a partir del cambio de Gobierno el 10 de diciembre del año pasado, se llevaron adelante varias medidas de política cambiaria, entre las que se puede destacar una devaluación del 118% del tipo de cambio oficial y el establecimiento de micro devaluaciones (crawling peg) del 2% mensual. Sin embargo, debido a la dinámica inflacionaria estas devaluaciones quedaron por debajo del ritmo de crecimiento de los precios, generando un encarecimiento de Argentina respecto al mundo (atraso cambiario)”.
Esto agravó un panorama de crisis económica por el cual una familia tipo necesita actualmente más de 14 salarios mínimos para poder adquirir bienes y servicios básicos y pagar el alquiler de un departamento de tres ambientes.
Según este trabajo, en Argentina se requiere en promedio más del doble de ingresos para adquirir una canasta de alimentos de 2.400 calorías diarias respecto a los vecinos de la región y casi cinco veces más que en los países europeos seleccionados para la muestra.
Con respecto a los precios de la canasta básica, los autores del trabajo remarcaron que “Argentina se encuentra entre los 10 mayores productores mundiales de alimentos, por lo que los precios de estos dentro del país deberían ser bajos debido a la alta oferta, lo que no se observa si se comparan en términos relativos los precios de los alimentos con otros países”.
Vestimenta y combustible
Los investigadores de la UBA también midieron el poder de compra de indumentaria de los salarios mínimos, y establecieron una comparación que muestra que “la vestimenta es cara en términos relativos, debido a que se necesita casi tres cuartos de un ingreso mínimo para comprar un par de zapatillas, mientras que en los países de la región este producto equivale, en promedio, al 23% de un salario mínimo y menos de un 7% de un salario mínimo en los países de Europa”.
En la misma línea, agregaron: “Argentina sigue siendo el país más caro de la región y de los países europeos mencionados anteriormente en lo que respecta a la vestimenta”. Y explicaron que “esto en parte se debe a la protección que posee la industria textil con respecto a los productos importados”.
Finalmente señalaron que aunque el precio del combustible en Argentina (U$D 0,90) “es menor al precio promedio internacional” (U$D 1,32), se trata de una cifra mayor comparando con la región y países de Europa si se mide en términos de ingreso. “En Argentina y Perú se tiene que destinar mayor parte de un ingreso mínimo para adquirir un litro de gasolina (0,55% y 0,54% respectivamente). Dicho valor se encuentra muy por encima del promedio de la región (0,33%) y de los países europeos (0,11%)”, concluyeron.