El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reportó que la canasta básica total (CBT) aumentó un 4,4% en agosto. Para una familia de cuatro integrantes, compuesta por dos adultos y dos niños, se necesitó $939.887 para no caer bajo la línea de pobreza.
Este aumento del 4,4% en agosto supera el 4% registrado en julio y también está por encima de la inflación del mes, que alcanzó el 4,2%. En lo que va del año, la CBT acumuló una suba del 89,6%, mientras que en los últimos 12 meses, el incremento es del 230,1%.
Por otro lado, la canasta básica alimentaria (CBA), que define la línea de indigencia, subió un 3,9% en agosto. Para una familia de cuatro personas, el costo de la CBA alcanzó los $421.474. Esta cifra representa un aumento del 75,1% en lo que va del año y un 222,7% en comparación con el último año.
El aumento de la CBT y la CBA supera los incrementos en los precios de los alimentos, que subieron un 3,6% en agosto. Además, la CBT se incrementó más que la inflación general del 4,2% y también superó el aumento de los alimentos.
El INDEC detalló los ingresos necesarios para no caer bajo la línea de pobreza en agosto. Una persona requería $304.170 para mantenerse fuera de la pobreza. Un hogar de tres personas, compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años, necesitaba $748.259. Para una familia de cuatro personas, compuesta por un adulto de 35 años, una mujer de 31 años y dos niños de 6 y 8 años, el ingreso mínimo requerido fue de $939.887. En el caso de un hogar de cinco personas, formado por una pareja de 30 años y tres hijos menores de 5, 3 y 1 año, se necesitó $988.554.
En cuanto a la línea de indigencia, los ingresos necesarios también reflejan un aumento significativo. Una persona necesitaba $136.399 para no ser considerada indigente. Para una familia de tres miembros, el monto requerido fue de $335.542. Para una familia de cuatro personas, el ingreso mínimo necesario fue de $421.474. Finalmente, para un hogar de cinco personas, el monto ascendió a $443.298.
Estos datos reflejan la creciente presión económica sobre las familias argentinas y subrayan la necesidad de políticas efectivas para mitigar el impacto de la inflación y el aumento de los precios en la vida cotidiana.