Este sábado, la violencia en Rosario volvió a cobrar protagonismo con el asesinato de Andrés “Pillín” Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central, y su mano derecha, “La Rana” Atardo. El ataque ocurrió al finalizar el partido entre Rosario Central y San Lorenzo, en las cercanías del estadio Gigante de Arroyito.
Según testigos, Bracamonte y Atardo transitaban en su vehículo cuando dos personas en una moto los interceptaron en la intersección de Reconquista y Avellaneda. Los atacantes abrieron fuego, dejando a Atardo sin vida en el acto. Bracamonte fue trasladado al Hospital Centenario, donde falleció poco después debido a la gravedad de sus heridas.
Este asesinato, ejecutado con precisión y contundencia, dejó numerosas vainas servidas en la escena. Los investigadores de la Fiscalía de Homicidios Dolosos, a cargo del doctor Ferlazzo, ya trabajan en el caso para determinar las causas detrás del ataque y su posible conexión con la vida y las actividades de Bracamonte, quien era un personaje polémico en el mundo de las barras bravas.
¿Quién era Andrés “Pillín” Bracamonte?
Andrés Bracamonte lideraba la barra de Rosario Central desde finales de los 90. Su llegada al poder ocurrió tras una disputa interna entre los “Pillines” y los “Chaperos”, facciones que se enfrentaron por el control de la hinchada. Con la victoria de los “Pillines”, Bracamonte consolidó su dominio en la tribuna y, según se afirma, desarrolló conexiones con figuras del ámbito policial, judicial, político y deportivo. Aunque muchos hinchas consideraban que su liderazgo trajo orden a una tribuna marcada por la violencia, Bracamonte no era ajeno a los conflictos y enfrentamientos.
Desde 2018, la justicia le prohibió ingresar al estadio, pero su influencia siguió activa desde fuera. Durante su liderazgo, fue acusado, condenado, detenido y liberado en varias oportunidades. A lo largo de estos años, enfrentó más de 30 atentados contra su vida. En el año 2002, sufrió un ataque en un gimnasio y recibió tres disparos. En 2006, lo volvieron a balear en la puerta de su casa en la zona norte de Rosario, resultando herido en el abdomen y las piernas. Recientemente, en febrero de este año, atacaron su residencia en Los Álamos Club de Campo y dejaron una nota amenazante.
El poder de Bracamonte comenzó a verse cuestionado y disputado en los últimos años, con nuevos grupos intentando desplazarlo en el liderazgo de la hinchada canalla. Su asesinato representa un episodio trágico que pone en evidencia el grado de violencia y la influencia de las barras bravas en el fútbol argentino, un problema que continúa sin resolverse y plantea desafíos para las autoridades y el deporte en general.