El dirigente camionero Octavio Argüello se sumó este lunes al triunvirato de la CGT en reemplazo de Pablo Moyano, quien había abandonado la conducción de la central obrera hace dos semanas por diferencias irreconciliables.
Argüello, hombre de máxima confianza de Hugo Moyano y un histórico armador político, fue confirmado por la CGT, donde comapartirá la conducción con Héctor Daer y Carlos Acuña. Así lo confirmó la central en un breve comunicado.
La incorporación de Acuña dio a través de una reunión entre el propio Hugo Moyano y los sectores “dialoguistas” de la CGT, en la que también quedó acordado el regreso del líder camionero a la “mesa chica” de la central obrera.
Con 62 años, Argüello, que será presentado oficialmente mañana en la sede de la UOCRA, tiene una trayectoria de cuatro décadas como delegado de Camioneros, donde se desempeñó como secretario general de la seccional Tres de Febrero y San Martín.
Además, fue diputado nacional y presidente del partido Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), fundado por Hugo Moyano en 2013.
Este arribo al triunvirato de la CGT se produce luego de la renuncia de Pablo Moyano, quien se mostró en desacuerdo con las decisiones tomadas por la mesa chica de la central respecto de mantener un diálogo con el gobierno de Javier Milei.
Pablo Moyano impulsaba un paro o gran movilización para principios de diciembre contra las políticas de la gestión libertaria, para lo cual ya había sumado incluso a otros sectores del sindicalismo opositores a Milei como los estatales de ATE y otros gremios de las CTA.
Pero al percibir que en los dirigentes del resto de la CGT no había ánimos de adherir a esa iniciativa, el secretario adjunto de Camioneros decidió dar un paso al costado por “diferencias irreconciliables” con la conducción y dejar su cargo de cosecretario general de la central.
Si bien concretó dos paros generales el 24 de enero y el 9 de mayo últimos, la CGT eligió posteriormente mantener una vía de diálogo con el Gobierno, que se tradujo en cambios en la ley de reforma laboral y en la suspensión del debate legislativo de democratización sindical.
Esa actitud fue la que precipitó la salida de Pablo Moyano, que a su vez evidencia un distanciamiento político con su propio padre.