Brasil tiene un registro de 119 pueblos indígenas en aislamiento voluntario, conocidos como pueblos libres. De estos, 37 viven en territorios sin protección, amenazando su existencia.
El informe, presentado por la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), destaca la necesidad de un tratamiento especial para estos grupos. Su aislamiento se debe a experiencias previas de violencia.
Los datos se encuentran en el libro “Pueblos Indígenas Libres/Aislados en la Amazonía y el Gran Chaco”. Este material fue publicado por el Equipo de Apoyo a los Pueblos Libres del Consejo Indigenista Misionero (Cimi).
El libro busca sensibilizar sobre la situación de estos pueblos y resalta la importancia de la cooperación internacional. Muchos de estos grupos habitan en zonas fronterizas que requieren atención.
Guenter Francisco Loebens, coorganizador del estudio, subrayó la necesidad de colaboración entre países para la protección adecuada de estos pueblos.
Daniel Aristizabal, del Grupo de Trabajo Internacional para la Protección de los Pueblos Indígenas Aislados, aplaudió la publicación del informe.
“Queremos que sigan viviendo según sus propias decisiones”, afirmó Aristizabal. Estos pueblos representan una de las últimas resistencias frente a la colonización en la región.