Los símbolos patrios son una parte fundamental de la identidad de un país. Representan su historia, sus valores y la lucha de quienes construyeron la nación. Su diseño y sus elementos reflejan los ideales de libertad, unión y soberanía que marcaron el nacimiento del país.
Cada 12 de marzo, la Argentina celebra el Día del Escudo Nacional, una fecha que conmemora la creación y declaración de este símbolo patrio en 1813. Su historia está estrechamente ligada a los inicios de la independencia y a la construcción de la identidad nacional.
El 12 de marzo de 1813, con la firma del presidente del cuerpo Tomás Antonio Valle y de Hipólito Vieytes, se adoptó al diseño, previamente usado como sello, como el escudo oficial. Igualmente, ya se lo había empezado a aplicar el mes anterior.
El Escudo Nacional quedó formalmente establecido como símbolo patrio en 1944, cuando el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Decreto 10.302, determinó la adopción del sello utilizado por la Asamblea de 1813 como representación oficial.
Significado de cada uno de los símbolos del escudo nacional
El Escudo Nacional está dividido en dos campos: el superior de color azul y el inferior blanco, evocando los tonos de la bandera argentina. En su centro, dos antebrazos humanos estrechan sus manos, simbolizando la unión de los pueblos de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Sobre ellos, se alza el gorro frigio de color rojo, un antiguo emblema de libertad utilizado en las revoluciones de Francia y Estados Unidos. Este símbolo, sostenido por una pica, representa la voluntad de defender la independencia si fuera necesario.
El sol incaico, en posición de naciente, expresa el surgimiento de una nueva nación. Los laureles, que rodean el escudo, simbolizan la victoria y los triunfos alcanzados en el campo de batalla. Por último, la cinta celeste y blanca, atada en forma de moño en la base del escudo, refuerza la identidad argentina y la continuidad con los colores patrios.