La economía de la provincia de Santa Fe registró un crecimiento del 4,2% en 2024, según el último informe del Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe. Este incremento se atribuye en gran medida a la recuperación del sector agropecuario tras la fuerte sequía que azotó al país en 2023.
Sin embargo, según el economista Pedro Cohan, coordinador del centro de estudios, la provincia aún se encuentra por debajo de los niveles previos a la recesión de 2022-2023 y más lejos aún del pico económico alcanzado en 2018.
“Estamos viendo una recuperación significativa, pero es importante no perder de vista que venimos de una recesión larga y profunda. Aunque estos números generan un alivio en el sector productivo y en la población en general, todavía no tenemos evidencia para afirmar que estamos en el inicio de una expansión sostenida”, explicó Cohan.
El informe también destaca que el crecimiento ha sido heterogéneo. Mientras que el sector agroexportador ha mostrado una marcada recuperación, otras ramas industriales, especialmente aquellas que generan empleo local, continúan enfrentando dificultades. “El aparato productivo ha reaccionado de manera positiva, pero hay sectores que siguen rezagados y que dependen de un mayor apoyo en términos de competitividad, financiamiento y estabilidad política y jurídica”, agregó el economista.
Uno de los grandes desafíos que enfrenta la economía santafesina y la nacional es la necesidad de incrementar los niveles de inversión. Cohan subrayó que el crecimiento registrado hasta ahora se ha basado en la capacidad instalada existente y que, para sostenerlo en el tiempo, es fundamental fomentar nuevas inversiones. “El marco macroeconómico e internacional actual presenta oportunidades, pero Argentina necesita consolidar estabilidad política y jurídica para atraer inversiones de largo plazo”, sostuvo.
Otro dato relevante del informe es la disparidad entre el comportamiento del consumo minorista y el patentamiento de vehículos, que creció un 5,4%. Mientras que el consumo en supermercados sigue deprimido, el mercado automotriz ha mostrado signos de reactivación, impulsado por la reducción de impuestos y una mayor disponibilidad de crédito. Sin embargo, Cohan advirtió que este fenómeno responde a un repunte tras años de baja demanda y no necesariamente a un cambio estructural en la economía.
En perspectiva, el 2025 se perfila como un año clave. Con elecciones en el horizonte y reformas estructurales en discusión en el Congreso, el rumbo económico dependerá en gran medida de la capacidad del país para generar condiciones de estabilidad y crecimiento sostenido. “Si bien 2024 ha dado un respiro, todavía es temprano para asegurar que se han sentado las bases de una expansión duradera. La evolución de las inversiones, las políticas impositivas y el ordenamiento de la deuda serán determinantes en los próximos meses”, concluyó Cohan.
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