El gas producido en Vaca Muerta comenzó a abastecer a Brasil utilizando los gasoductos de Bolivia, marcando un hito en la comercialización de energía argentina y fortaleciendo su rol como exportador en la región.
La operación fue posible gracias a la reversión del Gasoducto Norte, una obra clave que permitió modificar el flujo del gas, que antes iba de norte a sur, para trasladarlo en sentido contrario. Este cambio se llevó a cabo debido al declive de los yacimientos bolivianos, asegurando así una nueva vía de distribución para el gas neuquino.
Actualmente, hay más de una decena de contratos firmados para el abastecimiento del corazón industrial de San Pablo, en Brasil. En total, se estima que la exportación podría alcanzar los 18 millones de metros cúbicos por día bajo la modalidad de contratos interrumpibles.
Este avance no solo permite optimizar la infraestructura de gasoductos ya existente, sino que también posiciona a Argentina como un actor clave en el suministro energético del Mercosur, diversificando su mercado y consolidando la relevancia de Vaca Muerta en la región.