La diputada provincial de Santa Fe, Amalia Granata, quedó en el centro de la polémica tras confirmar que su esposo, Leonardo Squarzon, fue designado como asesor en su equipo legislativo. En una entrevista televisiva con el programa Puroshow, Granata explicó su decisión de manera informal: “Tengo mi Karino”, en alusión a su pareja, y detalló que integra un equipo de cinco asesores.
Granata, quien también es candidata a convencional constituyente, defendió la designación argumentando una fuerte desconfianza en su entorno político. “No confío en nadie, me compraron dos diputados y quedé sola. Soy la única oposición en la provincia”, sostuvo, en referencia a la fractura de su espacio dentro de la Cámara.
La polémica se intensificó al saberse que Squarzon continúa con su actividad privada mientras cumple funciones en el ámbito legislativo. Sin embargo, Granata minimizó la situación: “Le dije que lo necesito, lo conocen más en la Legislatura de Santa Fe que a mí”. También mencionó que su marido cumple múltiples roles: “Mi marido me hace de chofer además de todo lo que hace”.
El nombramiento reavivó el debate sobre la transparencia y los límites en la designación de personal en el ámbito público, en particular en cargos de confianza dentro de los equipos legislativos. Hasta el momento, Granata no ofreció más detalles sobre las funciones específicas que cumple Squarzon ni sobre su remuneración como asesor.