El paisaje es otro. En algunos sectores, se observa cómo la bajante deja pequeñas lagunas formadas por los bancos de tierra y arena.
Al igual que el Paraná, el río Salado atraviesa una bajante pronunciada. La altura más baja del último año se había dado el 5 de agosto pasado, cuando se anotó con una altura de 2,26 metros a la altura de Santo Tomé.
La última marca publicada por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídrica de la UNL corresponde al pasado lunes. La misma habla de una altura de 2,17 metros, nueve centímetros menos que la registrada en agosto.
Como sabemos y conocemos los santafesinos, el régimen de caudales del río Salado se caracteriza por ser muy inestable. A pesar de la crecida que se dio en los días posteriores al 5 de agosto, el Salado volvió a mostrarse a la baja.
La bajante más notoria comenzó a observarse desde el 15 de septiembre, cuando midió 2,45 metros. Así, el Salado bajó casi medio metro hasta el lunes de esta semana.
Paraná
Prefectura Naval Argentina midió este miércoles al mediodía 1,90 metros, 10 centímetros menos que los anotados 24 horas antes.
Por estos días, el Paraná se encuentra a más de un metro por debajo de la altura media para un mes como septiembre (1992/2016) y mucho más del nivel de alerta que se ubica en los 5,30 metros y de evacuación, 5,70 metros.