Sólo de imaginar que el autor de los tangos más famosos de nuestro país, Alfredo Le Pera, nació en el barrio paulista de “Bixiga”, nos muestra que uno de los pilares de la música tradicional argentina, no es oriundo de nuestra tierra. Como imaginar que las letras de: “Volver”, “El día que me quieras”, “Sus ojos se cerraron” y “Mi Buenos Aires querido” pudieron tener su origen en un compositor…brasileño!
Más increíble aún, descubrir que la Virgen de Luján tuvo su origen en nuestro vecino país, cuando en 1630 el estanciero brasileño Antonio Farías de Sá, radicado en Sumampa – Santiago del Estero, le pidió a un compatriota de Pernambuco que le traiga dos imágenes de la Virgen María.
Su amigo entonces le envía una imagen de Nuestra Señora de la Concepción y otra imagen de Nuestra Señora de la Consolación.
Sin entrar en detalles de la historia, que podrán ser buscados por el lector, la actual patrona de la Argentina, Nuestra Señora de Luján, proviene de Brasil.
A pesar de tanta proximidad en las cosas mundanas; en la economía, la política y sobre todo en el comercio exterior, no anduvimos tan juntos.
Michel Temer en la ONU (Reuters)
Dos países con políticas similares y economías muy diferentes
Brasil, tuvo, al igual que Argentina con Juan Domingo Perón, al presidente de los Pobres y los trabajadores, Getulio Vargas. Y la época y forma de representar a los más necesitados tuvo bastante parecidos. Ambos países sufrieron, con bastante similitud, crisis económicas, moratoria de sus deudas, hiperinflaciones y hasta compartieron con diferencia de poco tiempo el regreso a la democracia.
Cambios de monedas, retiradas de “ceros”, planes económicos con nombres tradicionales en cada país, como “Austral, Primavera, Cruzado, Novo Cruzeiro, Verano, etc.” impuesto a los movimientos bancarios, y hasta compartieron planes anti- inflacionarios como la “La Ley de Convertibilidad” en Argentina y el “Plan Real” en Brasil… pero fue allí, que las historias económicas se separaron.
Brasil supo encontrar un rumbo mejor que Argentina, con resultados que saltan a la vista. Con base en el FMI, Bancos Centrales, IBGE e Indec, el economista argentino, Marcelo Renda, realizó un trabajo de comparación entre algunos indicadores económicos de ambos países, con resultados interesantes.
Mauricio Macri (Nicolas Stulberg)
Análisis de los indicadores
Es posible observar que a lo largo de los 26 años analizados, ambos países pasaron por crecimientos casi idénticos en sus macro-economía, compartiendo las crisis y los momentos de gloria, prácticamente al mismo tiempo. Sufrieron juntos el “Efecto Tequila de México en el 1994 – 1995” y “La crisis Rusa” en el 1998.
En mi humilde visión, Brasil aprendió de algunos errores argentinos, como por ejemplo no haber anclado el real en el “uno a uno” y permitiendo que el tipo de cambio local se ajuste automáticamente un 7% al año para evitar una atraso cambiario.
Brasil aprendió de algunos errores argentinos, como por ejemplo no haber anclado el real en el “uno a uno” y permitiendo que el tipo de cambio local se ajuste automáticamente un 7% al año para evitar una atraso cambiario
También abandonó el cambio fijo, cuando la crisis de Rusia, y un descontrol en la macro local por parte del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, obligó a liberar el cambio, luego de aumentar la tasa de interés de referencia al 49,5% en el 1998. La enorme ventaja, cultural en este caso, es que ningún brasileño piensa en dólares y la enorme desvalorización del real, en esa época, no fue trasladada a precios.
Aprendió también de otros países que cerrar su economía por medio de artilugios aduaneros, permitidos por la OMC, era viable, aunque claramente conspiratorios contra la libertad del comercio, mientras que Argentina permitió en varios momentos de su historia económica todo tipo de importaciones, destruyendo en parte la inversión local porque era más barato importar que producir (sobre todo en la época del ex presidente Carlos Menem).
La Argentina nunca se caracterizó por tener buenos negociadores con Brasil, al punto que las barreras continúan existiendo hasta hoy. Brasil tuvo, a mi modo de ver, dos grandes aciertos en su política económica durante todos estos años (y que Argentina no acompañó):
1. Aprovechó el precio de la soja a USD 600 y, al haber invertido en tecnología para cosechar donde antes no se cosechaba nada, utilizó todos esos recursos, ajustó su economía (a pesar de estar gobernado por un partido populista como el del ex presidente Lula da Silva) y obtuvo el Grado de Inversión de los títulos soberanos de su deuda. En Argentina, el uso de esos recursos no se vio incorporado a la economía real.
2. En el momento en que el real se valorizó respecto del dólar y que sus exportaciones perdían competitividad por tipo de cambio, Brasil usó el dólar barato para comprar tecnología y aumentar la productividad de su industria. En octubre del año 2002, el dólar cotizó, en términos nominales, R$ 3,96 y Brasil exportó por USD 60.290 millones al año. En agosto del 2008, previo a la crisis americana de la Sub Prime, el dólar llegó a valer R$ 1,54 y, no obstante ello, Brasil terminó el año con exportaciones por USD 197.778 millones.
El dólar valía menos de la mitad que seis años antes y las exportaciones se habían multiplicado por más del triple. Esta realidad sería imposible de pensar en una economía como la Argentina.
Hoy, en términos absolutos, la macro-economía de Brasil no presenta buenos resultados pero a pesar de estar en un momento de incertidumbre política, en términos relativos, se encuentra mucho mejor que la Argentina.
Hoy, en términos absolutos, la macro-economía de Brasil no presenta buenos resultados pero a pesar de estar en un momento de incertidumbre política, en términos relativos, se encuentra mucho mejor que la Argentina
Con un crecimiento del PBI, previsto en algo menos del 1,5% para el 2018, con una inflación que no debe superar los 4,5% al año y una tasa de interés de referencia (SELIC) del 6,5% al año, es ilógico pensar que algún inversor del exterior va a mirar a la República Argentina para traer sus divisas con el objetivo de producir.
Todo esto sin contar que durante el Gobierno del actual presidente Michel Temer se aprobaron dos reformas constitucionales importantes: 1) El congelamiento del gasto público por 20 años; 2) La reforma laboral.
Conclusiones:
Gobiernos con la misma ideología, como el Partido de los Trabajadores en Brasil y Frente para la Victoria en Argentina, utilizaron los momentos de bonanza en la economía internacional con diferentes criterios y los resultados están a la vista. La desvalorización del peso posibilita un teórico recupero en las exportaciones argentinas al mundo y en particular a Brasil por diversos factores que podremos analizar en futuros análisis.
El eterno problema de nuestro país está en que el gobierno de turno se ve en la necesidad de administrar crisis atrás de crisis, lo que impide que se trabaje para sobrepasar la tormenta. En lugar de ello, se navega permanentemente en ella. En otras palabras, focaliza su esfuerzo en atender lo urgente y deja de la lado la gestión de lo importante.
El autor es Socio de Center Group