La separación de los padres es una situación muy delicada en cualquier familia, especialmente cuando hay niños pequeños de por medio. El miedo a lastimarlos o herir su psiquis nos abruma como adultos responsables, en un momento en el que cargamos con nuestras propias trabas emocionales y nos es aún más difícil pensar con claridad. Pero comunicarles a los chicos lo que está ocurriendo en casa no sólo es inevitable, sino también saludable.
Es ideal hablar con los hijos sobre la situación de ruptura matrimonial de una manera adecuada: encontrar un momento y un espacio en donde puedan sentarse ambos padres y contarles lo que va a suceder. Debemos tomarnos el tiempo para que los hijos puedan expresar aquello que sienten ante esta nueva situación (dejar salir sus emociones), para que puedan satisfacer las dudas que le surjan. Dar lugar al diálogo es el primer punto.
Es recomendable, también, utilizar un vocabulario claro y simple: adaptar la explicación que uno va a brindar a la edad de cada uno de los hijos, utilizando palabras que ellos puedan comprender. Las parábolas y los cuentos que brinden analogías pueden resultar de gran ayuda en el caso de los más chiquitos de la familia. Sin embargo, cuando los padres deciden disolver el vínculo de pareja, antes de comunicárselo a sus hijos, es imprescindible que esa decisión sea definitiva.
Muchas veces, hay padres que no están muy seguros de lo que va a ocurrir, y hacen intervenir a sus hijos antes de que ellos tengan claro que se trata de su última decisión. El ida y vuelta, tan común en los adultos, es muy perjudicial para los hijos: protejámoslos de la indecisión. Es prioritario, entonces, poder decirles qué es lo que va a suceder y cuándo, explicarles qué es divorciarse, aclararles que ellos no son responsables del divorcio y poder hacerles ver que el amor y el vínculo que tienen ellos como padres es
inquebrantable. “Aunque mamá y papá se separen, eso no cambia en absoluto el amor que sienten por vos y van a estar para lo que necesites siempre”. Este último punto permite brindarles contención, resguardo, protección y afecto ante una situación que, en la mayoría de los casos, los niños viven como caótica.
Los sí y los no
¿Qué se debe hacer y qué no se debe hacer? Tené en cuenta estas consignas para que el encuentro con tu hijo sea fructífero:
–Sí dales tiempo: Brindales todo el tiempo necesario a tus hijos para que asimilen y entiendan la nueva realidad. Sus procesos no duran lo mismo que los de los adultos.
–Sí brindales amor: Recordales constantemente el amor que ambos padres sienten por ellos y aclarales que lo que se disuelve es el vínculo de pareja y no el vínculo con ellos.
–Sí mantenete abierto: Muchas veces ellos no dicen lo que sienten sobre la separación en el momento en que lo escuchan. Por eso es importante mantener una comunicación abierta, sin descalificar lo que sienten y piensan, brindando un espacio propicio.
–Sí cuidá tus nensajes: Dales mensajes del tipo: “no es tu culpa”, “no sos responsable de la separación, esta es una decisión de mamá y papá de la cual no estás involucrado”. Y tratá de mantener las rutinas que se desarrollaban antes del divorcio de los padres lo más parecidas posible.
–Sí fijá límites: Proveeles una estructura y límites razonables en ambas casas. La idea es no ser rígido, inflexible e intolerante, pero tampoco permisivo ni sobreprotector. Mal que les pese a vos y a tu pareja, tendrán que ponerse de acuerdo para que no haya lineamientos contradictorios ahora que la crianza se va a dar, en cierta medida, por separado.
–Sí comunicate con tu ex: Sostené una comunicación fluida con tu ex, sin intervención de los hijos. No los uses como mensajeros, ni receptores de broncas y odios hacia el otro progenitor. Todo lo contrario: facilitá y fomentá la relación con el otro padre por el bien de tu hijo.
–No los uses: En muchos divorcios conflictivos, se coloca a los hijos en el medio de las discusiones. Este es uno de los errores más frecuentes y peligrosos que cometemos los adultos. En este marco, no se los ve a los chicos como personas independientes a ellos y que tienen sus propias emociones. De alguna forma, se los está desprotegiendo.
– No critiques: También es bueno fomentar las opiniones positivas que los chicos tengan de ambos padres y evitar la crítica destructiva.
–No los consumas: Fomentá las relaciones con sus pares, con niños de su edad. Eso permite el aumento de una red de contención y afecto para los chicos.
–No discutas delante de ellos: Resulta dañino que los padres peleen delante de los hijos. Cuando deban hablar o discutir, háganlo en un momento en donde no estén presentes los niños.
También será clave comunicar en el colegio lo que está pasando en casa, de modo que los maestros y el equipo de psicopedagogos estén atentos a lo que suceda con los hijos cuando no estamos mirándolos. Generalmente, a partir de la separación se producen cambios significativos, como baja en el rendimiento escolar y/o aislamiento y
retraimiento, o en algunos casos agresión hacia sus pares o maestros. Si ellos tienen esta información, se puede estar alerta y poder buscar la mejor forma para poder ayudarlos.
Desde el colegio, es primordial que cuenten con un espacio donde ellos puedan hablar, fomentar las interacciones sociales con sus compañeros, darles reconocimiento por sus logros y tener una comunicación fluida con los padres que brinde información sobre la conducta de sus hijos.
Y, como siempre decimos, muchas veces sucede que la situación de divorcio es angustiante para todos los miembros de la familia, por eso poder pedir ayuda a un profesional es importantísimo. Buscar un espacio terapéutico, para que todos puedan elaborar de manera adecuada esta dificultad familiar, ya que el análisis de parte de los padres contribuye notablemente a la sana resolución de los chicos y su protección.