Toman mate, charlan, pelean, se ríen… A casi 17 años de la creación de Bandana, Lourdes Fernández, Valeria Gastaldi y Lissa Vera ya son mucho más que simples compañeras de trabajo. También son amigas y, en algún punto, se sienten familia. Así que, cada tanto, se enojan entre ellas. Pero, en una charla exclusiva con Teleshow, aseguran que en esta nueva etapa del grupo, han encontrado la manera de convivir en armonía a pesar de sus diferencias.
—No es fácil que tres mujeres se lleven bien todo el tiempo…
—Valeria: No, obvio. Pero, después de haber pasado por muchas discusiones, ahora el intercambio se volvió constructivo entre nosotras. Y, aunque a veces no estemos de acuerdo, igual podemos debatir sin llegar a la agresión.
—Lissa: Porque, básicamente, de lo que se trata es de buscar el bien común. Nosotras nos conocemos desde hace mucho y hay un respeto y un cariño que va más allá de todo. De hecho, la conexión que yo tengo con ellas no la siento con nadie más. Pero es cierto que en los medios laborales siempre hay conflicto y no sólo cuando se trata de mujeres. Es más, yo creo que los que más quilombo hacen son los hombres, que llevan y traen todo el tiempo. ¡Son tremendos!
—Lourdes: Igual, ellos hablan de fútbol. En cambio nosotras hablamos de la vida y somos mucho más expresivas. Y ahí es dónde vienen los encontronazos.
Después de un parate de diez años que prosiguió al boom de sus comienzos, el grupo volvió a reunirse en 2016 cuando las chicas fueron a ver a su mentor, Gustavo Yankelevich, para decirle que querían volver a hacer un show. Así, sin una de sus miembros originales, Ivonne Guzmán, terminaron llenando 18 funciones en el teatro Lola Membrives, además de una gira por todo el país. Y decidieron que debían seguir adelante, a pesar de que otra de sus integrantes, Virginia Da Cunha, optó por bajarse del proyecto.
—¿Qué aprendieron ustedes en esta nueva etapa?
—Lissa: Aprendimos a respetar las diferencias. En el video de nuestro nuevo tema, “No, no, no”, adoptamos esto que va más allá del género y tiene que ver con decirle no a la violencia. Porque, en esta lucha por la igualdad, muchas veces se termina peleando todo el mundo. Y, así, no estamos llegando al objetivo que sería poder convivir con respeto.
-Es bueno destacar esto porque, en medio de la lucha contra la violencia machista, hay mujeres que terminan agrediéndose entre ellas…
—Lourdes: Nosotras somos el claro ejemplo de que las diferencias pueden convivir. Y nos parece copado llevar esa bandera, porque hay un montón de gente que nos sigue.
—¿Esto también se plasma en la música? Porque lo que traen este año es un sonido diferente
—Valeria: Lo que quisimos hacer con todo este material nuevo que estamos presentando, y que queremos que próximamente se convierta en un disco, fue construir un puente entre el viejo y el nuevo Bandana. Sin perder la esencia de lo que le gusta a la gente de nosotras. Pero pudiendo compartir también lo que es el crecimiento artístico de cada una. De todas formas, nuestra música es universal, porque a nuestros shows vienen las familias enteras.
—Lissa: Es que muchos de nuestro seguidores fueron creciendo con nosotras. Y hoy vienen a los shows con sus hijos o sobrinos. Son distintas generaciones, todas juntas, y es muy divertido verlo. Y lo bueno es que, en esta nueva etapa, cada paso lo damos con seguridad, sabiendo perfectamente lo que estamos haciendo y con ganas de disfrutar desde otro lugar lo que es el fenómeno Bandana.
—En esta nueva etapa se independizaron de Yankelevich, ¿por qué?
—Lissa: Se dio de manera natural. Gustavo hoy está muy concentrado en sus producciones de teatro y, si bien nosotras tenemos un background muy fuerte, para esta nueva etapa necesitábamos empezar con una nueva historia. De hecho, la partida de Virginia tuvo que ver con esta necesidad de generar una nueva conjunción para afrontar los desafíos que teníamos, en las que todas debíamos estar al cien por cien.
—¿Y cómo fue el acuerdo para que Gustavo les cediera el nombre del grupo?
—Valeria: En realidad, se dio todo desde un lugar muy lindo. Para él Bandana siempre fue algo impactante por la reacción de la gente. ¡Y ni hablar para nosotras! Así que el reencuentro con él lo disfrutamos en el 2016 y el 2017. Hasta que un día el vino y nos lo dijo como una sorpresa: “Chicas, quiero darles algo”. Y nos entregó el grupo, como diciendo: “Cuiden este proyecto que es de ustedes”.
—Fue un gesto generoso por parte de él…
—Valeria. Muy generoso. Y tuvo que ver con esta cosa familiar que nosotras tenemos. Porque estas cosas se dan sólo donde hay mucha confianza. Además, sabiamente nos dio una responsabilidad terrible. Porque, si bien contamos con una gran discográfica como es Sony y un equipo de trabajo fabuloso, ahora somos nosotras tres las que tenemos que estar en todas las decisiones.
—¿Cada tanto no hay algún llamado de Gustavo diciendo: “Chicas, ojo con esto”?
—Lissa: Llamados hay siempre…
—Valeria: Pero no nos reta ni nada por el estilo: es como que se pone contento de ver que el proyecto avanza y está siempre ahí, avalándonos.
—Lourdes: Al principio, nosotras lo llamábamos por cualquier cosa. Y él nos decía: “No me tienen que consultar”.
—Lissa: Pero lo hacíamos porque nos encanta que esté presente. Él fue nuestro primer contacto con este ambiente, el que nos enseñó a trabajar de cero y nos mostró cómo había que proceder. ¡Para nosotras es como un papá artístico! Y, cuando nos cedió el proyecto, lo hizo como un padre que se corre para dejar crecer a sus hijos…
Y las chicas crecieron, hasta convertirse en mujeres. Lourdes sigue soltera, esperando que aparezca el amor de su vida. Valeria continúa en pareja con Facundo Pereyra Iraola, padre de sus hijos Santino (8) y Manuel (3). Y Lissa confiesa que se separó recientemente de Sebastián González Cordero, padre de su hija Catalina (5). ¿Cómo compatibilizan sus realidades personales con la vorágine del grupo? “¡Con mucha paciencia!”, aseguran.
—¿Me cuentan?
—Lourdes: Yo no tengo hijos, pero tengo dos perros que me dan mucho trabajo…
—Los perros son como bebés eternos
—Lourdes: ¡Totalmente!
—Valeria: El tema de organizarse con la familia es como un sub trabajo. Y Lourdes, que no es madre, muchas veces nos tiene que bancar. Yo tengo dos hijos con diferentes horarios y Lissa tiene una nena chiquita, así que no es fácil.
—¿Cómo manejan la culpa?
—Lourdes: Te lo voy a decir yo, porque ellas no lo van a hacer… Ahora estamos en un gran momento. Pero tuvimos dos años en los que nos costó la adaptación. Vale volvía con dolor de riñón y yo, que soy medio esotérica, le decía que esto tenía que ver con una cuestión de “relaciones”. Así que culpas había y muchas.
—Valeria: Hoy está todo más aceitado. Pero todavía me agarra culpa cuando veo al niñito agarrado de los barrotes diciendo: “¡Mamá, no te vayas!”. Ahí digo: “Llevémoslo a la gira…”.
—Lourdes: ¡Yo me agarraba de los barrotes del jardín y mirá lo bien que quedé!
—Valeria: Les juro que casi lo filmo el otro día para que ustedes vean que no podía irme de mi casa. Porque, además, gritaba tanto que los vecinos iban a pensar que la señora que lo cuida le estaba haciendo algo…
—Lissa: ¡Teatrero! Por eso también tratamos de dividirnos las tareas y, aunque nos gustaría ir las tres a todos lados, para algunas promociones nos turnamos.
—Ya que Lourdes habló de las culpas de ustedes, quiero que Valeria y Lissa me hablen de las declaraciones que hizo ella a favor del “poliamor”…
—Valeria: Yo lo comparto para ella. ¡Para mí ni loca! Imaginate que con un solo marido ya tengo demasiado trabajo como para pensar en dos…Pero me parece genial que Lourdes lo viva así.
—Lissa: Es que es la primera vez en la historia que Lourdes está soltera. Siempre fue una “Susanita”, con el novio al lado.
—Valeria: Y nosotras la retábamos, porque pasaba de una relación larga a otra sin ninguna tregua…
—Lourdes: ¡Y ahora quieren que me ponga de novia! Yo les digo: “¿En qué quedamos, chicas?”.
—Valeria: Entonces nos recuerda que estuvo diez años con uno, cuatro con el otro…Así que le decimos: “¡Quedate soltera y disfrutá del poliamor!”.
—¿Qué pasa con vos, Lissa?
—Lissa: Hoy tengo una relación seria con la playstation y no tengo tiempo para nadie más… La verdad es que me separé, pero hoy en día es lo más normal del mundo. Lo raro es ver a una pareja como la de mis padres, que después de toda una vida juntos se volvieron a casar hace una semana. ¡Eso ya no existe!
—Lourdes: No generalices… Hay de todo.
—¡¿Volvió la “Susanita”?!
—Lourdes: Es que, para mí, hay que confiar en que se puede… Vos estás pudiendo, Vale…
—Vale: Sí, ponele.
—Lissa: Pero ahora, con una hija, yo tengo que ir con cuidado. Siempre hay alguien que viene a hacerme sentir linda, no voy a negar que tengo historias. Pero bueno, ahora todo va mucho más lento. Yo formé una familia que se cayó, pero tengo que seguir para adelante… Ahora me causa gracia, pero la verdad es que lloré un montón.
—Nunca se supo que te habías separado…
—Lissa: Es que yo con mi vida soy de no hablar demasiado. Ahora, porque se dio en la charla. Pero la verdad es que no es fácil salir con una Bandana. Nosotras tenemos mucha información, porque hemos vivido tantas cosas, que no cualquiera se lo banca. Porque ahora vienen con el tema de las mujeres empoderadas, pero nosotras venimos empoderadas hace muchos años.
—Lourdes: ¡Bien!
—Valeria: ¡Eso es muy cierto!
—Lissa: Pero hay que bancárselo y no todo el mundo tienen los cojones como para hacerlo. ¡Si a veces es difícil hasta para nosotras mismas!
—Valeria: Es que vivimos el proceso desde un lugar muy raro. Porque siempre vimos la fama con un medio para hacer música y no como un fin en sí mismo. Y fuimos un poco inconscientes de todo lo que pasaba con Bandana, porque estábamos trabajando todo el tiempo.
—Es que el proceso fue demasiado rápido como para que lo pudieran disfrutar, ¿o no?
—Lissa: Tal cual.
—Lourdes: Pero lo bueno fue que tuvimos al lado a personas como Gustavo, que nos bajaban a tierra todo el tiempo.
—Valeria: Porque hemos visto a otra gente que se ha confundido. Pero nosotras nunca nos la creímos. Y eso fue algo muy valioso.
—Lourdes: Igual, en eso hay como una contradicción, porque lo que lo vivimos sucedió realmente: llenamos estadios y, al día de hoy, salimos a la calle y la gente nos recuerda lo que fue ese suceso.