El delantero del Paris Saint-Germain, Neymar, reveló un episodio de su infancia que provoca que su madre aún llore. En una entrevista concedida al youtuber Thiago Nigro, el brasileño reconoció que pasó penurias económicas de niño, pues su madre no le pudo dar una vida llena lujos.
El momento más emotivo de la entrevista fue cuando el futbolista confesó que su madre aún se emociona y llora cada vez que recuerda cuando le decía a su hijo que tenía ganas de comer unas galletas, pero no podía comprarlas porque no tenía dinero.
“Siempre tuvimos dificultades, pero nunca nos faltó nada básico, tipo comida. Recuerdo decir a mi madre que quería comer una galleta, pero que no tenía dinero para comprarla. Yo le dije: voy a ser rico y voy a comprar una fábrica de galletas. A veces ella todavía habla de esto y llora”, declaró.
En más detalles sobre su infancia, el brasileño explicó las dificultades que su madre y él pasaron porque no tenían casa propia y debían compartir la recamara con primos y tíos en la casa de su abuela.
“Vivíamos en la casa de mi abuela, entre tías y primos y abuelo éramos nueve personas en una casa de tres cuartos. Había muchas dificultades, cuando uno iba a dormir, los demás también tenían que ir porque el colchón era del tamaño de la habitación y cuando bajaba era para todos”
Con respecto a su carrera como futbolista, el delantero aceptó que sus inicios en el fútbol fueron duros, teniendo que superar muchos obstáculos. Dijo que la mentalidad y su esfuerzo fueron la clave para superarse.
“El proceso para ser futbolista es muy doloroso y complicado, te tienes que enfrentar a muchas cosas. Tenía un millón de amigos con más talento que yo y no han conseguido llegar. Algunos dicen que no lo consiguieron por falta de oportunidades, pero no creo que sea así. Entrenábamos los mismos días, teníamos todos igual, pero yo tenía una mentalidad diferente, lo quería más que nadie y ellos quizá se acomodaron“, reconoció.
El ex futbolista del Barcelona expresó que fue su padre quien le mantuvo los pies sobre la tierra para no desistir en su deseo de convertirse en futbolista profesional, recordando que en su adolescencia tuvo que sacrificar reuniones y salidas con amigos.