El presidente Vladimir Putin supervisó el lanzamiento de un proyectil capaz de esquivar el escudo antimisiles estadounidense.
Rusia realizó ayer el exitoso ensayo de un proyectil hipersónico capaz de esquivar el escudo antimisiles estadounidense, en medio de acusaciones cruzadas con Washington por un tratado de desarme nuclear (INF) suscripto en 1987 y pocos días después de que el presidente Vladimir Putin pidiera al mundo “no subestimar los riesgos de un conflicto nuclear”.
“El presidente (Putin) llegó al Centro Nacional de Defensa y dio la orden de iniciar las pruebas y lanzar el misil llamado Avantgard, que poco después impactó contra el blanco designado en el polígono de Kurá, en la península de Kamchatka”, precisó un comunicado del Kremil reproducido por el servicio internacional de noticias Sputnik.
La nota destaca que se trata de un misil dotado de ojiva alada hipersónica capaz de planear.
“Durante el vuelo, la ojiva maniobró horizontal y verticalmente antes de alcanzar el área designada”, señala el comunicado.
Putin destacó la capacidad de los Avantgard de alcanzar las más densas capas de la atmósfera y de superar en 20 veces la velocidad del sonido.
“Se dirige al objetivo como un meteorito, como una bola de fuego. La temperatura en su superficie alcanza los 1.600-2.000 grados centígrados”, aseguró.
El líder ruso dio las gracias a los diseñadores del Avantgard, que comenzaron a trabajar en este nuevo armamento en 2003, a los participantes en el ensayo y al Ministerio de Defensa por su “excelente” trabajo.
Según los militares rusos, en julio comenzó la producción en serie de estos proyectiles que ya habían sido presentados en sociedad por el propio Putin en el discurso sobre el estado de la nación, el pasado 1 de marzo.
Putin declaró que Rusia había desarrollado armas “sin parangón” –el misil aerobalístico Kinzhal con un alcance de más de 2.000 kilómetros ya está en servicio–, capaces de alcanzar cualquier punto del globo, aunque negó insistentemente que su país se vaya a ver involucrado en una carrera armamentista.
Ayer, insistió en que, aunque este año anunció un recorte en el presupuesto de defensa tras más de una década de ingente gasto en rearme, Rusia seguirá produciendo armamento de nueva generación para el Ejército y la Armada rusos.
Vínculo sinuoso
El anuncio se produce en medio de una delicada etapa en el siempre sinuoso vínculo diplomático entre Moscú y Washington, tras dos semanas en que la retórica bélica fue dominante y disparó las alarmas de una carrera armamentística.
El 4 de diciembre Washington amenazó a Moscú con abandonar el primer tratado de desarme nuclear de la Guerra Fría, INF, suscripto en Washington en 1987 y que eliminó los misiles balísticos y de crucero nucleares o convencionales, cuyo rango estuviera entre 500 y 5.500 kilómetros.
El acuerdo es considerado la piedra angular del desarme nuclear.
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, aprovechó la reunión de la OTAN en Bruselas para lanzar un ultimátum a la parte rusa y advertir que abandonará el tratado bilateral si “Rusia no cumple con las obligaciones que este ordena”.
Al día siguiente Putin advirtió que si Washington dejaba el acuerdo y desarrollaba misiles de medio y corto alcance, su país también lo haría.
“Estados Unidos considera que debe disponer de esas armas ¿Cuál será nuestra respuesta? Simple: nosotros también lo haremos”, dijo Putin a la prensa local.
Días después y mientras el cruce diplomático sumaba temperatura, Putin pidió no subestimar el peligro de una guerra nuclear que “puede llevar a la muerte de toda la civilización e incluso del planeta” y criticó a Estados Unidos por provocar una nueva carrera armamentista al abandonar importantes acuerdos de desarme.
El futuro
“Es muy difícil imaginar cómo se va desarrollar la situación ¿Y qué vamos a hacer nosotros si aparecen esos misiles en Europa”.
“Desde luego, vamos a garantizar nuestra seguridad. Y que después no chillen porque logramos algunas ventajas. No buscamos ventajas, sino equilibrio”, advirtió.
Recordó que, después de que Washington abandonó el tratado, “Rusia se vio obligada a responder con la creación de nuevos armamentos capaces de superar estos sistemas de defensa antimisiles”.
Citando la doctrina militar rusa, Putin ha sostenido que el Kremlin sólo recurriría a ese arsenal estratégico si es atacado con armas nucleares o con armamento convencional que ponga en peligro la supervivencia del Estado.
“Se trata de una respuesta a los sistemas de defensa antimisiles que los estadounidenses instalan en Europa, los Aegis estadounidenses vuelan a una velocidad de Mach 5 como máximo, pero para alcanzar un cohete que se desplaza aunque sea a una velocidad de Mach 10 hay que disponer de un anti-cohete con velocidad de Mach 15, que EEUU no tiene”, explicó el experto de la Fuerza Aérea de Rusia, Alexéi Leonkov.
También dijo que el Avantgard es capaz de maniobrar y puede destruir blancos con alta precisión, “ningún DAM (el sistema estadounidense antimisiles) es capaz de interceptarlo”, agregó.