Él se llama Joe, pero podría ser José. Ella, Guinevere, pero no desentonaría si fuera María. Todo empieza en Nueva York y en una librería, pero podría ser cualquier ciudad argentina -o del mundo- y cualquier comercio del conurbano bonaerense.
Es una historia plasmada en una serie (You) acerca de un psicópata y su víctima que interpela e invita a reflexionar sobre los riesgos -incluso mortales- a los que estamos expuestos por los datos que entregamos, queriendo y sin querer, al ecosistema digital. Desde un momento de Instagram a una foto en Facebook o un comentario en Twitter.
Pero también -y acá mete miedo- la vulnerabilidad ante loquitos que puedan acceder, apenas por pagar con tarjeta, a toda nuestra identidad digital. Un territorio en el que, muchas veces, reina la anarquía: no hay leyes ni policías que nos cuiden.
“Soy anticuado. Me gusta la vida real”, afirma el protagonista de Joe Goldberg (Penn Badgley) cuando Guinevere Beck (Elizabeth Lail), la chica con la que se obsesiona, le pregunta por qué no tiene redes sociales.
Beck no llega a los 30; es rubia, aspirante a poeta y vive en Nueva York. Y un día como cualquier otro decide ingresar a una librería. Allí se encuentra a Joe, el gerente del local que inmediatamente se obsesiona con la joven. Entablan una conversación y ella le entrega su nombre. Y allí comienza el juego de la caza: con solo ingresar a Google, Joe comienza a saber todo sobre la mujer que lo flechó.
A partir de los comentarios de Facebook se entera que el padre de Beck murió, conoce a sus amigas gracias a Instagram y, utilizando la ubicación de las fotos, se va guiando hasta llegar al lugar donde vive. Y ya está. El stalkeo se llevó a cabo y el acosador se encuentra en la entrada de la casa de su víctima.
Joe se muestra encantador, y en poco tiempo Beck cae en sus redes. Así, como funciona un psicópata. Su admirador conoce todo sobre ella: sus gustos, sus autores preferidos, su grupo de amigas. Y todo, absolutamente todo, lo supo a través de la información volcada en las redes sociales. Y como dice el dicho: la información es poder. Y alguien que conoce todo sobre nosotros puede convertirse en nuestra pesadilla.
¿Estamos vulnerables ante la aparición de psicópatas como Joe? ¿Cuántos datos acerca de nuestra vida privada están disponibles en las redes?
Gabriel Zurdo es miembro de BTR Consulting, una empresa que se dedica a cyber security y brinda datos alarmantes surgidos de las redes sociales en una encuesta reciente: el 58 % de las personas publica sus números telefónicos, más del 30% menciona su lugar y horario de trabajo, el 22% comparte información acerca de su casa y otro 20% informa lugar y fecha de sus vacaciones. Y así, casi sin darnos cuenta, los datos más sensibles de nuestra cotidianeidad están disponibles para millones de personas que desconocemos.
“La identidad digital no tiene siempre que ver con la identidad física de una persona”, sentencia Zurdo en relación a la identificación de quienes nos solicitan datos. Y vaya si esto no se aplica a ambos personajes de You. La vida que nos muestra en las redes Beck nada tiene que ver con el duelo interno sobre qué hacer con su vida. Y el anonimato de Joe no es más que su arma para no ser identificado como el psicópata que es.
Sebastián Bortnik es experto en seguridad informática y fundador de la ONG Argentina Cibersegura, y afirma que hay que repensar qué es un dato sensible y qué es un dato privado.
“Primero es necesario preguntarse para qué quiero subir una foto determinada. Luego preguntarse quién la va a ver, y ahí mismo analizar si tengo filtros entre amigos cercanos o grupos de familia. Y por último, no subir toda la información personal a la misma red social”, aconseja Bortnik, quien tiene una visión positiva sobre la utilización de las redes sociales: “Hay que incorporar estos hábitos para evitar problemas”.
“Una vez que subimos algo a las redes, sean fotos, audios o videos, ya perdimos el control: por más que lo borremos, alguien pudo hacer alguna captura y lo puede viralizar en cuestión de segundos”, alerta Bortnik.
Resulta casi una utopía volver a una vida pre redes sociales, pero, ¿estamos dispuestos a perder nuestra privacidad? “La privacidad es un derecho humano y se está poniendo en riesgo”, amplía Bortnik, y aconseja no caer en la monopolización de los datos en el mismo proveedor.
Pensar qué datos son necesarios y cuáles no, puede conducirnos a tener una vida más placentera y fuera de acosadores peligrosos
El hecho de no figurar en las redes sociales también nos hace pensar que la persona decide esconder algo. Hay una necesidad de querer mostrar, relatar sueños, ideas, exponer nuestra vida. Ahora bien, ¿quién está detrás de todos esos datos y qué hacen con ellos? Cada posteo funciona como una huella digital que vamos dejando en un camino como miguitas para llegar al punto final que somos nosotros mismos y nuestra privacidad.
En los 90 se estrenó la comedia romántica Tienes un e-mail, protagonizada por Tom Hanks y Meg Ryan. Ella era dueña de una pequeña librería-nuevamente el mismo rubro que en You-, y él, dueño de una cadena de librerías gigante. Se odiaban en la vida real, pero se enamoraron por Internet. Una red todavía incipiente, en la que no había imágenes ni videos ni mensajes de voz. Solo palabras, y las ganas infinitas de conocerse cara a cara.
Pero la película nos acercó el puntapié inicial sobre lo que vendría después. La idea del anonimato y la privacidad se iría desdibujando cada vez más hasta alcanzar este nivel máximo de exposición en que ahora estamos sumergidos.
Es decir que, como afirma Zurdo, “cuanta más información damos, más pueden abusar de nuestro datos”. Porque no sabemos quién está recibiendo nuestra información, los receptores son infinitos, y la replicación de nuestro mensaje o información, todavía más. Zurdo nos recuerda una nota publicada en New York Times sobre la utilización del GPS que afirmaba “Tu teléfono sabe dónde has estado anoche”, y no tiene pruritos en difundir esa información a empresas que más tarde te “sugerirán” lugares para comer, visitar, etcétera. Pensar qué datos son necesarios y cuáles no, puede conducirnos a tener una vida más placentera y fuera de acosadores peligrosos.
You cuenta con uno de los showrunners más populares en la industria, Greg Berlanti. Es la mente detrás de los superhéroes de DC en formato serie, Arrow y The Flash, y en los 90 fue guionista de la exitosa serie adolescente Dawson’s Creek. En 2017 estrenó Yo soy Simón, que relataba la vida de un chico de 13 años que decide salir del clóset, con referencias directas a su infancia. Berlanti es reconocido por sus historias de gente joven con problemáticas actuales, y en You su marca está presente nuevamente.
Caroline Kepnes es la autora del libro You en el que se basó la serie, que se tomó varias licencias sobre el destino de algunos personajes. Con una segunda temporada confirmada y estreno en EEUU en primavera de 2019, esperaremos ver cómo se resuelve el cliffhanger (recurso narrativo que deja un final abierto) en los nuevos diez episodios. También se ampliará la información sobre el pasado de Joe, el acosador virtual de nuestras redes.