Las autoridades aconsejan solo salir para hacer compras y lo necesario.
Otros dos casos de contagios de hantavirus en la Cordillera llevó a las autoridades de Chubut a extremar las medidas sanitarias de prevención en Epuyén. La información oficial del ministerio de Chubut indica que en las últimas horas se elevó el número de casos a 26 con 9 fallecidos.
Mientras tanto, en Epuyén las autoridades municipales transformaron los consejos en órdenes urgentes destinadas evitar que el brote alcance mayores dimensiones. En el pueblo quedaron prohibidas las reuniones de cualquier tipo incluyendo los velorios de las víctimas.
Las sospechas de que la cepa Andes del virus mutó y ahora se traslada con mayor facilidad en la saliva vaporizada es la hipótesis más firme que manejan los médicos en el sur. Esto explicaría el número creciente de nuevos contagios.
La pretensión del área de Salud, según pudo averiguar Clarín, es que la gente permanezca en sus casas por los próximos 40 días sin salir salvo para hacer sus compras. El plazo no es caprichoso puesto que se trata del tiempo en el cual el contagio evoluciona y muestra sus síntomas. No es una regla. Se han visto casos, como el de una de las mujeres fallecidas este miércoles en el hospital de Esquel, en que el cuerpo no manifiesta cambios significativos y la muerte se desata en horas.
La provincia dispuso que se entreguen 700 máscaras especiales y botellas de alcohol a los vecinos y se instalaron 400 trampas en todo el pueblo. Fuentes cercanas al municipio indicaron que se capturaron alrededor 20 roedores pero sólo uno habría estado infectado.
Los pobladores se han vuelto monotemáticos, solo hablan del hantavirus y las precauciones que hay que tener. Uno de los aspecto de constante discusión es justamente el grosor de los barbijos. En las farmacias de la zona recomienda utilizar aquellos de mayor grosor. Lo cierto es que los stocks de barbijos de esa calidad en El Bolsón, Esquel y, por supuesto, Epuyén, están agotados.
Por otro lado, una fuente policial le indicó a Clarín que entre hoy y mañana serán enviados alrededor de 50 efectivos hacia el pueblo para realizar diversas labores de ordenamiento y control de vehículos. Al menos 5 policías se habrían negado a aceptar la orden de movilizarse hasta el epicentro del brote. “Hay gente que tiene responsabilidades, hijos pequeños, no quieren ir por miedo de contagiar a sus familias”, le confirma un agente a este diario.
A medida que pasan las horas la ciudad se va cerrando sobre sí misma como un puño. Se ha vuelto natural mantener diálogos a varios metros de distancia y con el cuerpo inclinado hacia atrás incluso entre aquellos que usan barbijo. Los cerca de 4000 habitantes de la localidad están condenados a la inmovilidad y a una rutina que tendrá que resolverse entre las paredes de su hogar. “Nos vamos a volver locos allá dentro, deprimidos, mal, encerrados”, dice Juan un joven del lugar.
Las teorías acerca de lo que les está sucediendo se han disparado. Al menos tres vecinos le indicaron a los enviados de este diario que semanas antes del primer caso se registraron unos 60 perros muertos en los alrededores. “Eso es verdad, se murieron y nadie sabía porqué”, cuenta una mujer. Otro joven llegó al colmo de ponerle un barbijo a su perro. Clarín trató de confirmar el dato con las autoridades municipales pero no hubo respuestas.