El Sumo Pontífice pidió una “solución justa y pacífica” y reconoció que “el problema de la violencia” lo “aterra”.
El papa Francisco admitió este lunes que teme “el derramamiento de sangre” en Venezuelay que le “aterra” la violencia que podría desatarse por la crisis política en ese país sudamericano.
“¿Qué es lo que me asusta? El derramamiento de sangre”, dijo el Sumo Pontífice en el vuelo que lo trae de vuelta de Panamá.
El pontífice argentino reiteró que desea una “solución justa y pacífica” y reconoció que no se pronunciaba “sobre lo que hay que hacer porque sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño”.
“Tengo que ser equilibrado. No me gusta la palabra equilibrado. Tengo que ser pastor. Y si necesitan ayuda, de común acuerdo, que la pidan. Eso sí”, recalcó abriendo la posibilidad de una suerte de mediación.
“Si yo entrara a decir hagan caso a estos países o a estos otros, me metería en un rol que no conozco, sería una imprudencia pastoral de mi parte y haría daño”, subrayó.
Francisco confesó que consideró mucho las declaraciones hechas cuando rompió el silencio sobre Venezuela durante su estadía en Panamá: “Las pensé y las repensé. Y creo que con eso expresé mi cercanía, lo que siento”.