Un exquisito café con leche para desayunar. Y otro después de comer, y quizás otro a media tarde. Sí, se puede. Y, además, si te apetece una siesta, fenomenal. Una siesta todos los días, y a la hora de la cena, una copita de vino, ¿por qué no? Se tratan de hábitos que a partir de ahora podrás adquirir sin sentirte mal por ello. Existen muchas investigaciones científicas que han desmontado mitos en torno a la alimentación que, desde siempre, se consideraban nocivos, pero que sin embargo son, incluso, buenos para nuestra salud.
Lo dice la ciencia, por lo que, para todos los amantes de la siesta, unos sabrosos huevos fritos o un buen vino, estamos de enhorabuena.
1. Beber café
En contra de lo que siempre se ha pensado, el café no es tan malo. Por eso, quizás sea hora de desmitificar de una vez una de las grandes divulgaciones alimentarias más conocidas: beber exceso de café, sobre todo por su poder estimulante y el consiguiente riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, un estudio muy reciente publicado en Annals for Internal Medicine ha asegurado que beber entre 3 y 4 tazas al día, disminuye el riesgo de muerte prematura.
2. Saltarse el desayuno no es malo
¿Cuántas veces hemos escuchado aquello de “El desayuno es la comida más importante del día? pero ¿por qué? igual si pensamos que es una comida más, en la cual podemos comer la cantidad que queramos y cuando queramos. La dietista y nutricionista, Nazaret Pereira, asegura que no lo es. “El desayuno es tan importante como cualquier otra comida del día, tanto si es comida, almuerzo, merienda o cena”, explica. “El desayuno no tiene horarios, y ni siquiera es obligatorio”, continúa.
Además, existe un informe que corrobora esta teoría, pero que, sorprendentemente, fue financiado por una de las marcas más conocidas de cereales para el desayuno: Kellogg’s.
3. Los huevos fritos
Huevos fritos
Un huevo frito ¡qué rico! para muchos, no existe mayor placer culinario. Un deleite para el paladar. Y, por fin, podemos decir quecomer uno al día no es tan malo como nos lo han pintado. Hoy en día, la ciencia precisa que sus múltiples propiedades biológicas, su alto nivel de proteínas, sus vitaminas (como la B12) y minerales supera, con creces, sus niveles de grasa y colesterol. La European Journal of Nutrition dio todos los detalles sobre esta investigación
4. Las bebidas energéticas
Bebidas energizantes
Estas bebidas son otro de los productos clasificados como altamente nocivos para la salud, por su mezcolanza de altos niveles de azúcar, cafeína y diversas sustancias estimulantes no nutritivas. Sin embargo, la taurina es un componente muy presente en estas bebidas que, al parecer, y según una reciente investigación, contiene muchos beneficios para el organismo, como la mejora del rendimiento deportivo y un menor riesgo cardiovascular.
5. Alimentos con gluten
Gluten free.
Existe últimamente una alarma con respecto a los perjuicios de tomar alimentos con gluten. Pero no, no hay ningún problema en tomarlos a menudo y las veces que queramos, ni tampoco estaremos más sanos si dejamos de ingerirlos. “El gluten, en ocasiones, puede resultar indigesto, debido a que nuestro cuerpo no lo puede digerir completamente, pero, en personas sanas no suele generar malestar. En otras personas puede producir intolerancia, los celíacos”, comenta Pereira.
6. La siesta
Siesta
Este gran placer es uno de los hábitos más saludables que existen. Eso sí, con precaución. Las investigaciones, como la publicada en Journal of Sleep Research nos hablan de siestas reparadoras que mejoran, desde la toma de decisiones hasta el procesamiento de la información o la mejora de la inmunidad del individuo.
7. Dietas ricas en grasa
Dietas
Las dietas son ese microuniverso nutricional aparte, de los cuales han existido y existen cientos de mitos y verdades que, al final, tan solo dependen de cómo resulten en cada cuerpo, y cada caso en particular. Casi siempre se han demonizado en todas las guías nutricionales las grasas en favor de los carbohidratos. Sin embargo, la dieta Atkins, fue avalada por la prestigiosa revista JAMA en la que se primaba la ingesta de grasas y proteínas antes que los carbohidratos.
8. Beber una o dos copas de vino
El consumo moderado de vino (30 ml diarios, o el equivalente a dos copas, para el hombre y 15 ml diarios para la mujer) puede contrarrestar los efectos del estrés oxidativo.
Todo en exceso, obviamente, es malo, y el alcohol no va a ser una excepción, por supuesto. Peor tomar una o dos copar de vino al día no se encuentra entre exceso nocivo para la salud, es más, se puede disfrutar de beneficios como un menos riesgo del deterioro cognitivo, según el Journal of Alzheimer´s Disease.