Un cabo y un suboficial de policía fuera de su jurisdicción. Dos registros fílmicos del Centro de Monitoreo Municipal que captaron parte de la secuencia. Y el testimonio de un remisero trucho, fueron las principales pruebas que llevaron a que la jueza penal de primera instancia, Susana Luna, condene a los agentes policiales, Jesús Oliva (34) y Diego Mareco (31) a la pena de ocho años de prisión efectiva.
La sentencia fue emitida este lunes en la sala I del subsuelo de tribunales y declaró a los miembros de la fuerza provincial como “coautores penalmente responsables de los delitos de robo calificado por la utilización de arma de fuego y por ser integrantes de las fuerzas policiales en concurso ideal con privación ilegitima de la libertad, por abuso funcional y amenazas coactivas agravadas por ser funcionarios públicos”.
El fallo a su vez, rechazó el pedido de los fiscales del caso, Ezequiel Hernández y Milagros Parodi, que pretendió encarcelar a Oliva y Mareco. En efecto, los dos uniformados que prestaban servicios hasta 2014 en la Seccional 2ª, transitarán parte de la condena en libertad hasta que el fallo cobre firmeza.