Fueron sólo cinco años. Un pestañeo en la historia del rock, que comenzó tímidamente en 1982, que se expandió por Manchester y se convirtió en un fenómeno global luego de la separación de la banda en 1987. Fue muy rápido, un zarpazo indie que se solventó con la salida de su primer disco, del que hoy se cumplen 35 años: The Smiths.
Para colocar las piezas del rompecabezas hay que retroceder hasta 1982, cuando el post punk y el fenómeno New Wave gobernaba los charts en las islas, con bandas y solistas como The Jam, New Order, The Cure, The Human League, o George Michael.
John Maher (a.k.a. Johnny Marr), el guitarrista de la banda, ya tenía cierto recorrido en grupos mancunianos como Sister Ray, Freaky Part, White Dice y Paris Valentinos, aunque pese a algunas promesas y haber ganado un talent show no había llegado a un estudio de grabación.
Steven Patrick Morrissey, por su parte, fue vocalista de los Nosebleeds y audicionado para Slaughter & the Dogs, pero no mucho más. De hecho, hasta ese momento dedicaba más tiempo a escribir cartas para la revista Melody Maker -absorvida en los 2000 por NME– y tenía en su haber dos libros: una biografía, James Dean Is’t Dead, publicada por Manchester Books, y otro libro sobre los New York Dolls (llegó a presidir el club de fans inglés de la banda).
Sus caminos convergieron a través de conocidos en común y Marr encontró al letrista que buscaba. Así llegaron los primeros demos en forma de trío, con el baterista de The Fall, Simon Wolstencroft. Un par de meses luego, estaba todo definido: Marr sumó a sus conocidos Andy Rourke en el bajo y Mike Joyce, en batería, dos acompañantes perfectos que supieron desde el principio que su lugar estaba en la segunda línea. La elección del nombre, The Smiths, explica Morrissey en una entrevista televisiva con niños en 1984, se debió a que “era un nombre común y que era tiempo que las personas comunes del mundo muestren sus caras”.
El debut sobre los escenarios llegó a fines de ese ’82 y ya al año siguiente sus presentaciones en su ciudad natal como en Londres eran cada vez más comunes. Por supuesto, aquellas incursiones a la capital inglesa les valieron el mote de “traidores”, tal como lo expresa Tony Wilson, en su primera nota para Granada TV, en 1984.
Aquel epíteto por parte de Wilson no fue casual. Antes de la masividad, cuando eran una bandita con unos cientos de seguidores, The Smiths se había negado a firmar con el mítico Factory Records, que tenía en su catálogo a Joy Division (en ese entonces con Ian Curtis ya muerto prosiguieron con New Order), OMD, The Durutti Column, Cabaret Voltaire, A Certain Ratio y años luego, a The Happy Mondays, entre otras. Wilson, además de presentador de televisión y quien durante la nota en vez de “Morrissey” elige llamar al vocalista como “Steven” de manera sardónica, era un entrepreneur que deseaba crear un movimiento musical en su ciudad y junto a otros socios había fundado la artesanal compañía disquera.
Factory Records tuvo a su vez, dos emplazamientos históricos, ambos extintos. The Factory Club (también conocido como The Russell Club) y luego The Haçienda, donde no solo tocaron las bandas del sello, sino las más importantes de aquella década, como una jovencísimos Stone Roses, The Chemical Brothers, Primal Scream y Oasis, por nombrar algunas. Además, el espacio que hoy alberga departamentos es considerado la casa del acid house y la música rave, pero esa es otra historia.
En aquella década, en que Manchester se convertía en el centro de la escena global, que luego se llamaría Madchester por un disco homónimo de los Mondays, The Smiths fueron por otro camino y firmaron con el sello Rough Trade por un single: Hand in Glove, un tema que resume el espíritu Smithsoniano, con un arranque y un cierre de armónicas de Marr, y la poesía romántica de Morrissey: “No es como cualquier otro amor / ¡Este es diferente porque somos nosotros!” y “podemos estar ocultos por trapos / pero tenemos algo que nunca tendrán”, que conquistó rápidamente al público adolescente y con algún homenaje a Take This Longing, de Leonard Cohen, entremezclado.
El single, además, marcó el inicio de una estética de arte de tapa que se mantuvo en singles y LP’s: la de dejar lugar a diferentes figuras del arte, en vez de la banda. Así, Hand in glove comenzó con una controversia, que reforzaba ese costado homoerótico de la letra, al mostrar una foto del actor George O’Mara desnudo, de espaldas.
De acuerdo a Moz la razón radicaba en que querían “mostrar imágenes opuestas al glamour y que bombeen suficiente corazón y deseo para revelar lo común, lo ordinario, como un instrumento de poder, o, posiblemente, de glamour”. Y esa tradición continuó e incluyó a figuras como Truman Capote, James Dean, Alain Delon, Elvis Presley, por mencionar algunas de las más conocidas, aunque otros rechazaron la invitación, como la leyenda del fútbol inglés George Best y los actores Albert Finney y Harvey Keitel.
El 24 de noviembre del ’83, la banda hace su gran presentación a las islas en el icónico Top of the Pops de la BBC. Como en todo programa musical, el playback, la mímica, era una condición necesaria. Morrissey, obediente, la hace pero en vez de un micrófono sostiene durante toda la performance un buqué de flores, una firma que lo acompañaría durante su etapa en la banda.
Cuando el segundo sencillo, This Charming Man, salió a la calle fines de 1983 la banda había generado otra polémica, esta vez con alcance mediático en diarios como The Sun y la revista The Sounds. En su primera sesión para las míticas John Peel’s Sessions de la BBC habían tocado Reel Around the Fountain (que sería luego el primer tema del long play), que recibió acusaciones de avalar el abuso infantil. Lo mismo sucedió con The Hand That Rocks the Cradle. La banda salió, lógicamente, a desmentirlo.
Otra polémica se generó con Suffer Little Children (no salió como single), que toca los asesinatos cometidos a niños por Ian Brady y Myra Hindley, entre 1963 y 1968, en Manchester, conocidos como Los asesinos de los páramos (Moors Murders). La canción causó la ira del abuelo de una de las víctimas, que los acusó de apoyar a los asesinos. A partir de este evento, alguna bibliografía asegura que la banda tomó su numbre, en realidad, de David Smith, quien denunció ante la policía de Manchester la identidad de la pareja criminal. La banda solo tocó la canción en vivo una vez, durante su primera presentación en The Ritz, Manchester, en octubre del ’82.
Para entonces, Morrissey ya no era un ignoto cantante, sino un polémico declarante -lo sigue siendo- y su performance on stage distaba de aquellas que la doctrina fundamentalista del rock esperaba de un líder: con movimientos por momentos acompasados, otros esperpénticos, en su 1,80 metro, con audífonos como si estuviese conectado a otro espacio y esos gladiolos metidos en los bolsillos traseros o en sus manos, que eran revoleados como lo haría un fanático con su camiseta en un recital.The Smiths ya eran una sensación mediática.
This Charming Man fue presentado en las grabaciones de la BBC, que les servía como una suerte de laboratorio, y es sin dudas un tema donde se cataliza la esencia Smiths, con un Marr mucho más presente en la rítmica, con esos riffs más cercanos al rockabilly y a The Byrds, y con el bajo de Rourke en primer plano.
El tema, que no salió en la versión original inglesa, pero sí en la estadounidense) llegó al puesto 25 de los charts británicos en diciembre del ’83 y allanó el camino para el próximo single, What Difference Does It Make?, que dos meses después alcanzó el 12 y que en su arte de tapa posee una simpática anécdota: la idea originaria era lanzarlo con una imagen de Terence Stamp en la película El coleccionista (1965), una captura realizada durante la filmación en la que se ve al actor inglés sosteniendo una almohadilla con cloroformo. Sin embargo, como la autorización nunca llegaba, la primera edición salió con Morrissey imitando la pose de Stam, aunque con un vaso de leche.
En diferentes entrevistas, Morrissey aceptó que siente poquísimo orgullo de las letras de What Difference Does It Make?, ya que las encuentra “fáciles y ligeramente embarazosas”.
Las sesiones de la primera grabación del álbum se realizaron con el productor Troy Tate de The Teardrop Explodes, aunque, disconformes con el resultado final, volvieron a los estudios con John Porter. Las Troy Tate Sessions, como se las conoce, salieron en discos piratas, lados B y en algunas recopilaciones posteriores.
El disco debut, que también incluyó You’ve Got Everything Now; Miserable Lie; Pretty Girls Make Graves (sacada de Los vagabundos del Dharma, del escritor beatnik Jack Kerouac, y que era una clara declaración a favor del celibato), Still Ill y I Don’t Owe You Anything salió a la calle el 20 de febrero de 1984 y alcanzó el segundo puesto en los charts británicos, por debajo de los Thompson Twins. De acuerdo a Morrissey, el disco no llegó al primer puesto simplemente porque “no pudieron generar más cassettes a tiempo”.
En su tapa aparece el actor estadounidense Joe Dallesandro en el film de 1968 Flesh, que fue producido por Andy Warhol y contó con Paul Carrack, de Mike & The Mechanics, en el teclado.
Fueron solo cinco años, en los que a su disco debut le sumaron Meat Is Murder (1985), el maravilloso The Queen Is Dead (1986) y Strangeways, Here We Come (1987), un quinquenio de melodías y riffs pegadizos hasta el hartazgo, de falsetes y gladiolos que cambiaron la historia del indie rock y abrieron la ventana a toda una nueva generación de bandas que buscaron sonidos alejados del mainstream. Esa luz que nunca se apaga. La de The Smiths.