Comienza este jueves y durará hasta el sábado. Participarán 190 representantes, entre obispos, líderes religiosos y expertos. Francisco busca superar la peor crisis del catolicismo.
Con un Papa que se juega su pontificado y proclama su decisión de aplicar la línea dura a los 5.100 obispos que no asuman sus responsabilidades en los miles de casos de abuso sexualclerical en la Iglesia, este jueves comienza en el Vaticano el encuentro de los presidentes de las conferencias episcopales con Francisco en el Vaticano, en el que la Iglesia, a su vez, se juega el futuro de su credibilidad ante 1.300 millones de fieles cada vez más desconfiados e irritados.
El catolicismo mundial exige medidas eficaces para combatir los casos de curas pederastas que abusan de niños y adolescentes, acompañadas de un control férreo de los obispos y otras autoridades que han mostrado graves culpas por seguir una consolidada cultura, durante siglos, de eludir los castigos y ocultar las responsabilidades de los culpables “para evitar el escándalo por el bien de la Iglesia”, dejando en el desamparo y el sufrimiento para siempre a las víctimas en todo el mundo.
A la primera sesión plenaria en el Aula del Sínodo situada en el “Palazzo” de las Audiencias Generales, acudirán los 114 líderes de los episcopados, 14 representantes de las Iglesias Católicas de rito oriental, 12 superiores generales de órdenes masculinas, 10 superioras de órdenes religiosas femeninas, 10 “ministros” de los dicasterios de la Curia Romana (el órgano central de gobierno del Vaticano), más otros obispos invitados y expertos. El total será de 190 asistentes.
Hasta el sábado en las tres sesiones plenarias de este mini Sínodo convocado por Jorge Bergoglio para superar la peor crisis que sufre la Iglesia en muchos años, se abordarán en el primer día la responsabilidad de los obispos en su gestión; el viernes la llamada “rendición de cuentas” de las actividades de los episcopales, y el sábado la necesaria transparencia como compromiso en los procedimientos internos de la Iglesia. La exigencia de transparencia comprende la obligación para los obispos de denunciar a los culpables de los abusos sexuales clericales a la justicia de cada país. En caso contrario deberán asumir su “negligencia” en procesos que llevarán a cabo la Congregación para los Obispos y la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El castigo puede llevar a la expulsión de la Iglesia con la reducción al estado laical, sanción que el Papa acaba de imponer a un célebre personaje norteamericano, el ex cardenal Theodore McCarrick, de 88 años, ex arzobispo de Washington, que se ha quedado sin la sotana y debe vestirse de civil. La sentencia de expulsión (la única sanción peor es la excomunión) es definitiva.
El ex portavoz pontificio, padre Federico Lombardi, que presidirá las tres sesiones plenarias, dijo que “en la Iglesia es necesario asumir las propias responsabilidades, proceder en la verdad y rechazar toda forma de engaño, abuso de poder, de conciencia y sexual”.
La voluntad expresa e imperiosa de Jorge Bergoglio es que “los obispos comprendan exactamente cual es su responsabilidad”. La reunión servirá, según el propósito del Papa argentino y los organizadores, para que “cada uno de aquellos que tomarán parte del encuentro pueda regresar a su propio país teniendo absolutamente claro qué es necesario hacer y no hacer” frente a los casos de abuso sexual clerical de niños y adolescentes.
La exigencia es también establecer en el encuentro los pasos a cumplir “para tutelar a las víctimas en el respeto de la verdad, para hacer que nunca más ningún caso sea encubierto o paralizado”.