El empresario Raúl Velaztiqui Duarte negó haber manipulado el teléfono de la conductora y actriz fallecida Natacha Jaitt con algún fin y rechazó haber sido parte de una fiesta sexual en el complejo Xanadú el pasado viernes 22 de febrero, cuyo desenlace fatal se produjo en la madrugada del 23.
Velaztiqui Duarte, quien ese día acompañó a Jaitt, reiteró que iban a un encuentro laboral y señaló: “Yo no fui parte de ninguna fiesta sexual, no estaba en conocimiento de ello, fuimos a una reunión de trabajo”.
“Nosotros nos conocimos hace muchísimo tiempo. Siempre nos encontrábamos en cumpleaños. La vi 31 de enero en el cumple de Lissa (Vera), ahí nos volvimos a reencontrar. Siempre tuvimos un cariño genuino”, indicó en declaraciones a señal de cable A24.
En ese sentido, prosiguió: “Nos invitaron el 14 de febrero a una reunión en un restaurante de Villa La Ñata. La pasé a buscar. El lugar era hermoso, había una persona cantando de fondo y Natacha me dijo: ’Gordo, estamos perdiendo plata, tenemos que hacer algo acá’. Conocimos al dueño, nos invitó a su casa, nos brindó una comida, nos volvimos a reunir. Avanzamos en algunos proyectos”.
En ese momento, explicó que necesitaban “algo más grande” y fue ahí que el dueño de Tía Ñata les comentó que tenía varios amigos para ver otras locaciones, entre ellas Xanadú y su dueño (Guillermo Rigoni).
“Yo estaba sentado en un lugar de una reunión, ya habíamos cerrado lo laboral. Era la primera charla. Se pudo concretar una fecha estimativa, en qué iba ser el evento. Nos teníamos que ir antes, pero llovía torrencialmente. Natacha se levantó, el dueño del lugar también. Se levantaron y se fueron”, relató el empresario de nacionalidad paraguaya.
“No vi donde fueron. No lo pude ver. Estábamos en la galería y afuera estaba lloviendo. Cuando Rigoni dijo que ella se había quedado dormida. Me llamó la atención que se haya quedado dormida.
No me gustó que me haya dicho eso. Cuando la fui a ver la encontré descompuesta. No era normal cómo estaba. Estaba desvanecida. Es un horror lo que me pasó”, agregó.
El hombre fue detenido en la causa por falso testimonio, ya que en su relato se contradijo dos veces con respecto a la posición del cuerpo de la conductora y luego se llevó el teléfono celular de la víctima de la habitación donde estaba, presuntamente oculto en la extensión de pelo que ella usaba.
Sobre esa situación, explicó: “Hay una situación clara que se la dije a los fiscales. Sentí que corría riesgo mi vida. El celular estaba en un lugar que no era lógico. Estaba detrás de una una pared en donde se ponen escobas o mercadería. Tuve miedo por mi vida”.
“Fui a una reunión de trabajo con una amiga que veía descompuesta, sucedían cosas que no debían estar pasando: el lugar en el que encontré el celular, con personas que no había visto, una casa enorme, a oscuras, no sabía que podía pasar. Tuve mucho miedo. No me entraba en la cabeza, eso no debería estar pasando”, se justificó.
Velaztiqui Duarte reveló que no se llevó “el teléfono para robarlo ni para cuidar de nadie ni para extorsionar ni para comercializar su contenido ni para alterarlo ni destruirlo”.
“Yo no lo prendí. No hubo una manipulación del teléfono. Lo deposité en el auto, a la vista, no lo tapé. Así como lo encontré lo deposité en mi auto, en el asiento del acompañante, que el teléfono sea preservado. Lo guardé para que lo agarre la policía”, precisó.
Asimismo, añadió: “Es una locura lo que pasó. Fue algo que no puedo explicar. Es algo que yo fui a una situación y me encontré con otra. Me explotó una bomba. Se me murió una amiga. Una persona que es mamá. Hay mucho dolor de todos lados, han puesto en peligro mi vida. Soy profesor de danzas, vivo al día”.
“Mi papá se jubiló después de 35 años de trabajo en una fábrica. Mi mamá fue empleada doméstica toda la vida. Mi papá me inculcó el respeto y la vocación del trabajo. Dicen barbaridades.
Respeto a todo el mundo, pero a veces hay cosas que duelen muchísimo”, sostuvo el empresario.
En el final, Velaztiqui Duarte se quebró y lloró al señalar: “Es muy duro sentir que tu vida en dos minutos cambia, cuando alguien dice que el momento más terrible es cuando le ponen unas esposas, cuando te llevan a un lugar en donde había cucarachas…
Yo soy asmático, es muy duro estar en el piso y entender que ellos no podían hacer otra cosa”.
“En un momento pedí ir al baño, vi un perrito en una manta, debajo de una estufa, y ahí sentí que mi vida valía menos que eso”, concluyó.