Después de cinco meses, el primer juicio oral en Mendoza por el robo de bebés durante la última dictadura tuvo ayer su último capítulo y una condena histórica. El exmiembro de Inteligencia del Ejército, Segundo Carabajal, fue sentenciado a 10 años de prisión. En sus últimas palabras ante el tribunal, aseguró que “no quiso causar dolor a nadie y que creyó que estaba haciendo una buena acción”.
Por mayoría, el militar fue encontrado culpable de los delitos de sustracción, retención y ocultamiento de una menor de 10 años y de la alteración del estado civil de una menor de 10 años.
“Quiero reparar este daño que causé”, dijo en sus últimas palabras Carabajal.
Aunque Carabajal nunca reveló de quién era hija la beba que entregó, las pruebas de ADN permitieron conocer su origen y, en 2015, Claudia Domínguez Castro se convirtió en la nieta recuperada número 117.
Las últimas palabras del condenado
“Yo nunca hablé sobre el padre de la niña que recibí porque nunca lo conocí. No conocí tampoco a la madre de la bebé que entregué, ni llevé un papel, ni impartí directivas. Los que me la dieron no me dijeron que la mamá no la quería, sino que no la podía criar. Por eso la recibí.
Creí que le estaba haciendo un bien pero resulta que hice un gran mal. Le causé un gran dolor a la familia de ella y a la mía. Hace 4 años que estoy en la cárcel viviendo en un baño -porque eso es la celda: un baño- que comparto con 4 personas. Y estoy ahí sólo por hipótesis e inventos.
Quiero decirles a las Madres (María y Agustina, abuelas biológicas de Claudia) que siento mucho dolor por el daño que les causé por recibir a una niña que no sabía de dónde venía pero si yo no la hubiera recibido no sé si ella estaría aquí sentada.Nunca hice trabajos de inteligencia para el Ejército ni supe dónde estaban las maternidades clandestinas. Quiero reparar este daño que causé. Que mi familia deje de sufrir tanto calvario”.