Tras el segundo accidente en cinco meses de uno de sus aviones 737 MAX 8, los inversores sancionaron a Boeing, que se vio afectado en la bolsa por segundo día consecutivo. Las acciones del gigante aeroespacial cayeron 6,15% el martes después de ceder 5,33% en la jornada anterior.
“Creo que el impacto para la industria es importante. Tenemos un nuevo tipo de aparato que solo lleva dos años en servicio y ahora tenemos dos accidentes en circunstancias que parecen similares“, dijo a la AFP Gerry Soejatman, un analista de aviación de Yakarta.
De poco le ha servido al fabricante de aviones estadounidense el respaldo recibido por la autoridad de aviación de su país (FAA), que este martes se ha negado a suspender los vuelos del Boeing 737 MAX y que asegura no tener ningún indicio de que estos aparatos son los culpables del accidente del domingo.
Pero una larga lista de países del mundo, como China, Indonesia, Singapur, Australia, además de naciones africanas, europeas, y sudamericanas, han adoptado una postura más precavida y han anunciado que este aparato en concreto no se utilizará hasta que se sepan las causas del accidente de Etiopía.
La razón es que las circunstancias del suceso son similares a las de un vuelo de Lion Air hace menos de cinco meses en las que otro Airbus 737 MAX, un modelo nuevo que en su día recibió las críticas de varias asociaciones de pilotos por los cambios del control de mandos, se estrelló también pocos minutos después de despegar.
Los 737 MAX 8, que entraron en servicio en mayo de 2017, están entre los más vendidos de Boeing y más de 370 de ellos estaban en circulación.
Así, las acciones de Boeing se han devaluado en el Dow Jones cerca de un 11,5 por ciento en sólo dos días, liderando de lejos las caídas del día y lastrando el índice, que cerró con un descenso del 0,38 por ciento.
En total, la empresa perdió casi 27 mil millones de dólares de capitalización esta semana, según Fortune.
Sin embargo, el S&P 500 y el Nasdaq acabaron en verde tras verse beneficiados por varios datos sobre la inflación de los precios del consumidor en EE.UU., que subió un 0,2 por ciento en febrero, lo que cumplió con las expectativas de los analistas y supuso un alivio momentáneo ante los temores de los analistas de una ralentización de la economía.