Según datos de la última encuesta de la Asociación Americana de Cirugía Plástica creció en un 244 por ciento en menos de dos décadas.
Las redes sociales marcan el pulso de las tendencias y muchas veces se muestran implacables ante los cambios radicales que algunos famosos se realizan en su rostro, cambiando su expresión por completo. Casos como el de Jésica Cirio o el de Leo García muestran, más allá de los exabruptos propios de las redes, que las personas están eligiendo cada vez más los tratamientos con resultados que les permiten mostrar una apariencia armónica y no una transformación que los torne irreconocibles.
Es ahí donde entran en juego los procedimientos mínimamente invasivos, que de la mano de la tecnología han llegado hasta zonas tan delicadas como la cara y el cuello. Según datos de la última encuesta de la Asociación Americana de Cirugía Plástica (ASPS), el número de procedimientos de lifting facial sin cirugía realizados (que se conoce como smart lifting o lifting láser), creció un 244% en menos de dos décadas, del 2000 a 2017.
Esto ubica a este tratamiento basado en tecnología láser inteligente, entre los diez más elegidos, confirmando que el enfoque mínimamente invasivo gana adeptos también en lo referido al rejuvenecimiento facial. Es que el lifting quirúrgico está plasmado en el imaginario como un proceso doloroso, que involucra moretones, vendajes, largos períodos de recuperación y resultados poco deseados hoy, cuando la tendencia hacia una belleza natural no compatibiliza con las clásicas “caras estiradas” de los antiguos procedimientos.
“Para muchas personas la idea de un lifting tradicional estaba asociada al bisturí, al dolor, a recuperaciones largas y resultados que cambiaban la expresión del rostro. Por eso yo utilizo el Láser Precision TX, que se ha convertido en una alternativa para todos aquellos que desean que su rostro exprese el dinamismo y la plenitud que sienten, independientemente de su edad, sin cicatrices ni postoperatorios, sin dolor y con resultados visibles tan solo a una semana de haber sido realizado,” describe el Dr. Néstor Vincent, reconocido cirujano plástico.
Sucede que los avances en la tecnología médico-estética siguen las demandas que se verifican en los consultorios: cada vez más las personas se interesan en mostrar una apariencia armónica, con cambios que no sean drásticos sino progresivos, que muestren su mejor versión y no una transformación que los torne irreconocibles.
Es ahí donde entran en juego este tipo de procedimientos mínimamente invasivos, porque ofrecen también otro de los pedidos esenciales para los pacientes, que el tratamiento sea rápido y sin dolor, permitiendo retomar sus actividades en el menor tiempo posible, sin que signifique un trastorno en la agenda diaria.
En la encuesta de la ASPS se muestra también que aunque el lifting sin cirugía es elegido por mujeres (88% del total de los tratamientos), entre los hombres su elección ha crecido en un 37%. El Dr. Vincent confirma esta tendencia en el consultorio donde más allá de la mayoría femenina, encuentra que para los hombres es una opción elegible pasados los 40 años.
Un procedimiento sencillo de rápida y efectiva respuesta
Proporciona una alternativa al estiramiento facial tradicional con una recuperación muchísimo más rápida y se logra una renovación natural del rostro. “Con esta tecnología lo único que hacemos son tres puntos, por donde se introduce la fibra láser. Dos de ellos ubicados en la zona preauricular, a cada uno de los lados del rostro, y otro en la zona submentoniana. Así, abarcamos de los laterales de las mejillas, el mentón y el cuello en forma total”, dice el especialista.
De esta manera se dirige la energía con precisión, calentando la parte inferior de la piel, provocando su retracción y estimulando la producción de colágeno. Además al tratarse de un láser multidireccional, se puede orientar hacia las zonas con adiposidades y mediante un efecto térmico y fotomecánico, se eliminan al mismo tiempo las células grasas (permitiendo eliminar la papada).
El tratamiento dura una hora y además de insumir poco tiempo, es seguro y eficaz, ya que la fibra láser posee una cánula con un sensor de temperatura denominado “thermo guide”, que garantiza la seguridad de todo el proceso, evitando que se sobrepasen los 47ºC. Lo que permite proteger los tejidos, sin provocar ningún tipo de daño térmico.
“Cuando se llega a la temperatura fijada se detiene automáticamente, sin posibilidad de provocar daño alguno, ni nervioso, ni vascular. Como el calentamiento que produce es uniforme, no hay hematomas y el procedimiento es completamente indoloro. En mi caso lo realizo con sedación para que el paciente no sea partícipe del evento y sea todo más placentero, pero a nivel mundial se hace incluso con el paciente despierto”, explica el especialista.